Después de las turbulencias que sacudieron a nuestro fútbol, arranca la era de Bauza como DT. Con la Pulga como capitán -tras declinar su renuncia-, la base del equipo del Tata Martino y algunos toques personales del Patón.

Será en Mendoza. Allí empezará a rodar la pelota resuelta a dibujar la letra de un nuevo capítulo en la historia del fútbol argentino. Después de la peor crisis conductiva de la era contemporánea del juego nacional, se encenderá la luz verde para que se ponga en marcha la "Era Bauza" y por los porotos.

Cuando ya parecen haberse aquietado las réplicas del terremoto que sacudió todos los esquemas volteando al Tata Martino, al presidente de la AFA (Luis Segura) y hasta sembrando de dudas la participación futura del mejor futbolista del mundo en el camino rumbo al Mundial de Rusia, la pasión que genera el duelo rioplatense en el marco de las Eliminatorias, hace desbordar el entusiasmo de un pueblo que por estas horas se olvidó de lo que ocurrió y ocurre de la raya de cal para afuera.

Aquel amago de Messi, ni bien finalizada la Copa América de Estados unidos, desparramó a los argentinos sobre la gramilla de la incertidumbre y la tristeza. Imaginar al equipo albiceleste sin La Pulga no sólo reducía el incentivo sino que encendía una luz de alarma en el futuro inmediato, el que apunta a la clasificación. Pero las heridas de Messi sanaron; no por acción de la dirigencia (que hizo todo lo posible para que ratificara su renuncia) sino porque su corazón late con acento criollo y él tampoco pudo imaginarse afuera de la cruzada por la gloria tan esquiva.

Con el guiño del Diez

Edgardo Bauza se calzó el buzo y no tardó en recibir el guiño del Diez; a su alrededor empezó a armar el equipo, con la intención de no modificar muchas cosas. Por un lado no tenía mucho tiempo y, por el otro, no se encontró con un Libro de Quejas cargado de reclamos.

Pero sí metió mano en algunos detalles específicos: le dio franco a Higuaín y convocó a dos primerizos: Lucas Pratto y Lucas Alario, un toque de renovación que no pasa inadvertido, mucho menos ahora que se sabe que uno de ellos será titular en el arranque del proceso.

El resto ofrece menores sorpresas: en ese circuito ofensivo aparece también Paulo Dybala (figura de la Juventus, que estaba en los planes de Martino pero no jugó ni Copa América ni Juegos Olímpicos con Olarticoechea). En el fondo reaparece Pablo Zabaleta (recuperado de la lesión que lo marginó de las citaciones anteriores) en lugar de Gabriel Mercado, quien parecía haberse adueñado del puesto. Mientras que la presencia de Emmanuel Mas, del otro lado, se debe a la suspensión de Marcos Rojo.


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En el medio, el Patón se la juega ratificando a Angel Di María y Lucas Biglia, desplazando a Augusto Fernández y Eber Banega, otro que había mostrado un rendimiento satisfactorio en la última Copa.

Quedará por ver cómo se parará el equipo, aunque no es difícil adivinar que estructuralmente tendrá la misma esencia, con el ingrediente de las características de uno de los rivales más exigentes que le podían tocar para el arranque: Uruguay.

Pero se terminó la hora de las palabras, llegó la hora de jugar. En Mendoza, la Selección de Bauza dará su puntapié (en su caso puntapatón) inicial.

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