El ex representante de Maradona repasó alegrías y tristezas de su relación con el 10. La cárcel que sufrió, las acusaciones que recibió y su pelea con quien fue el más grande futbolista argentino de la historia.

Existe un hombre que conoció la cárcel acusado de narcotráfico, al que también apuntaron como responsable de un asesinato y al que Diego Maradona acusó de robarle su fortuna. Se llama Guillermo Coppola y goza de una imagen que nada tiene que ver con las tres situaciones ante las que cualquier otro mortal hubiese sucumbido.

Si Dante Quinterno hubiese nacido en un tiempo más cercano a este, a Isidoro Cañones lo hubiese bautizado Guillote. “Hubo algunas mujeres en el recorrido de esta vida. Ninguna te habla mal: ni las ex, ni la actual, ni las que van a venir”. Coppola hace una enumeración a la que Isidorito no se hubiera animado. Asegura que él no es un personaje guionado. “En Nápoles no salíamos y venía acá y salía todos los días; por eso se creó un poco lo del ‘Rey de la noche’”, aclara a los 69 años.

No tiene tabúes y por ello en su piso de Palermo hay jarrones. El jarrón sintetiza una parte de su vida: uno de esos tres momentos de alto impacto a los que sobrevivió. Y más de veinte años después convive con esos detalles, que a esta altura lo divierten. Maradona lo borró de su vida, pero Guillote habla de él sin rencores. No critica y si tiene una impresión poco amena de alguien, omite su nombre. Prefiere ponerle palabras a los sueños que el hombre tiene en la vida.

—A esta altura, ¿hay sueños para perseguir?

En la vida no hay que dejar pasar los sueños y tratar de cumplirlos. Los que no se cumplan, hay que tenerlos en carpeta, porque siempre hay que tener la esperanza. Tengo salud, trabajo… ¿algo que no hice? Me gustaría ser manager deportivo de Boca, una función que está instituida. En lo familiar, ver a Elizabeta (su hija menor) en el cumpleaños de 15 (hoy tiene 9). No es que me estoy muriendo, eh.

—¿Te sentís parte de la historia de Boca?

Estoy siempre pensando en Boca, porque es el club que soy hincha y con el que puedo involucrarme en cenas, visitas… pero jugó Lanús la final y soy de Lanús. Hinché por Independiente en Brasil. Soy pro fútbol.

—Pero no pudiste hacer carrera como futbolista. ¿Pensaste cómo hubiesen sido las cosas si en Racing no te dejaban libre?

Hubiese sido otro tipo. Siempre quise jugar al fútbol. El Coco (Basile) siempre me dice que él me echó de Racing. Y tiene razón, porque yo no tenía condiciones para ser profesional. Pero, mirá, el cariño de la gente lo tengo…

—¿Por qué no saliste rasguñado de tantas acusaciones y persiste el cariño?

Rasguños hubo. Por la cárcel mi vieja sufrió y a mi viejo le daba vergüenza.

—Entonces la pregunta es: ¿por qué sos un personaje querido?

No sé. Haber dado la cara en la adversidad, cuando me tocaron vivir cosas difíciles. Lo del jarrón, el juez (Hernán Bernasconi) fue preso. Lo de (el asesinato de Poli) Armentano, el juez (Francisco Trovato) fue preso... jueces figurones que no merecían serlo. Yo creo en la Justicia. Yo fui preso por uno, que no sé por qué lo hizo.

—¿Nunca supiste cuál fue el motivo?

No, no, nunca. Diego tuvo sus dudas, pero no. No sé. Un día fui a un programa de Mario Pergolini porque iba a estar ahí e iba a decir los motivos. No los dijo, un cobarde.

—¿Bernasconi?

No lo nombro yo. Porque tiene hijos. Él no tuvo reparos, yo sí. El apellido no lo digo. Un sinvergüenza que sus mismos pares -no uno, veintipico- decidieron que vaya preso. El otro también: preso.

—¿Y, en general, te arrepentís de algo?

(piensa) Sí, por snobismo o moda, uno rozó la falopa. Por ahí se exageró con una cosa que podía ser nociva.

—¿Excesos con drogas, decís?

Nunca tuve excesos, lo controlaba. Si no, no estaría acá. Cigarrillos fumo uno o dos. En la época del banco, por ahí, metía más cigarrillo y café con los clientes.

—Un exceso también es pasar de nada a mucho, o al revés. ¿Cómo te llevaste con eso?

De haber tenido Lamborghini, Ferrari, (Rolls) Royse, que me regaló Diego, quedé sin nada. Entregué el departamento, en ese momento tenía una (camioneta) X5, y me la llevaron. Pasé a un departamento de 50 metros cuadrados, sin auto. Al tiempo me puse en pareja con Analia Franchín y andaba en un Ford K, de ella. ¿Se me cayó un anillo? No.

—¿Nunca apelaste a las amistades en el poder?

Me rompo el culo laburando. Nunca pedí nada. Soy amigo de (Daniel) Scioli, de Mauricio (Macri): nunca les pedí nada. Yo sigo siendo un tipo común, somos todos iguales. Los que se miden por la cuenta bancaria son pobres tipos. Yo quedé pato. ¡Pato! Y laburo. Llega el primero de mes y el contador viene con los gastos, el colegio de las nenas, la obra social. Estoy en Torneos en las relaciones públicas.

—¿Y cómo era antes?

Yo viví 15 años al lado de un extraterrestre. Yo me sentaba con Fidel Castro, no porque coincida con su política, porque el bien más preciado es la vida y el segundo, la libertad. Entonces, vos dejate la barba, ponete una zanahoria en el culo: hacé lo que sientas que te hace feliz, si esta vida pasa… Una vez, Fidel me dice: ¨eh, brother, ¿cuántos años tienes, porque tu has vivido una vida de 100¨. Y le contesté: sí, ¿sabe por qué, comandante? Por la libertad que tuve en mi vida. Diego me miró… ¡pero el tipo asintió! Yo lo dije naturalmente.

—Claro, había un trato cotidiano y licencias que solo ocurren en el mundo Maradona...

Con (el rey de España) Juan Carlos; (Muammar) Kadhafi, (el príncipe de Mónaco) Rainiero, el palacio de Montecarlo, dormir en esos lugares… Yo nací en Tacuarí 1593 en una zapie un poquito mas grande que esto (señala la habitación de unos 25 metros cuadrados). Entrábamos mi abuelita, yo, mi hermano, mi papá y mi mamá. Todos en la misma cama, menos mi abuelita que tenía una chiquita. Nos acostábamos por orden de levantada. Y de ahí a dormir en el Palacio… Nunca se me podía volar la cabeza, sabía ubicarme y disfrutar. Si no se me voló cuando venían Carolina y Estefanía (de Mónaco) y yo les tiraba tiros, ahí sentadito. A Catherine Deneuve, en Jimmy’z Montecarlo. Le digo un piropo a la chica del bar de la esquina, para mí somos todos lo mismo.

Guillermo Coppola Alfredo Herms (1).JPG

—¿Existió alguno imposible en los últimos 40 años?

Me hacés pensar… la vida es una sucesión de momentos. Buenos y malos y bajos y altos. Yo por ahí lo relaciono con algún tema de la mujeres, alguna que se me escapó.

—Que dijo que no...

¡Tengo muchos no!

—¿Sí?

Por ejemplo, Sofía Loren. Diego me hizo la gamba total, me vestí como para la ópera de Viena para ir con ella al palco del Napoli. Estamos en el palco, a la noche la llevé a cenar y Diego, en su mejor momento, haciéndole el filo a Sofía para que me de bola. Ella se declaró enamorada de su marido. Y está muy bien.

—¿Otro imposible, más terrenal?

Mirando para atrás, la imposibilidad de haber evitado el sufrimiento de mis viejos cuando fui preso. La imposibilidad de haberlo evitado.

—¿Eso fue lo peor, la cárcel?

Sin dudas. Además no tenía nada que ver yo.

—Si pudieras quitar uno de esos tres momentos enumerados, ¿cuál sacarías? ¿La cárcel, lo de Armentano o la ruptura con Maradona?

—Lo de Diego. La cárcel es lo más duro que existe; quien la merezca, que vaya. Pero lo de Diego es inexplicable. Éramos una pareja. Nos faltó el sexo nada más. Nos mirábamos y ya sabíamos si nos teníamos que levantar. Nos reíamos, nos divertíamos, hacíamos todo lo que vos te podés imaginar juntos.

—¿Y qué pasó?

—Y, yo qué sé. Pero yo lo respeto. Todos me dicen ‘pero vos nunca decís nada de él y él de vos sí’. Pero yo nunca voy a decir una palabra en contra del tipo que me hizo vivir la vida que viví. Yo hago un balance: ¿sabés cuánto tengo a favor? ¿Qué dijo Diego? Un comentario. Duro, pero un comentario.

—Pero dolió.

-Me dolió, me dolió. A mí me llamó Mauro Viale un día a las 8 de la mañana y me dijo que Diego iba a declarar que yo le había robado. Yo no entendía de qué me estaba hablando. Cuando nos separamos, Diego me dijo ‘no quiero’. Nos separamos, porque nos separamos. Mis viejos estaban grandes, me necesitaban más acá que en Cuba y yo sentí que ya había cumplido: cuatro años. 15 días la pasas bien; 10, en realidad... pero cuatro años... Ron, salsa y mujeres. Pero querés Coca Light y no hay. Un bife de chorizo, tampoco. Pero el amigo me necesitaba y yo estaba ahí. Por eso no entendía la acusación. Porque, momentito, el que le robó la plata a las hijas era el mismo del que Diego decía: ‘mi pierna izquierda, lo que me queda de corazón, mi hermano, mi amigo, mi socio, mi padre, mi manager, el hombre que me salvó la vida’, después del episodio de Punta del Este. Dicho por él, también ‘yo no tenía y Guillermo apostó y puso’. Por eso digo lo del balance. Nunca dijo: ‘no me robó’. Pero es Diego, es su forma. Así lo conocí.

—¿Por eso no hay fotos de él en tu casa?

—(mira los retratos y se sorprende) Eh, sí. No, tengo, tengo. En la oficina tengo. Muchas, en la oficina tengo muchas. Acá en casa, también pone la familia. Yo sufrí un dolor muy grande. Él fue mi gran amor. ¿Te enamoraste? Sí, de Diego. No del deportista, del amigo.

—¿Pensás que lo pueden haber hecho distanciarse de vos?

—Hoy le dan al abogado (Matías Morla), ¿viste? Porque lo mío ya pasó. Hay un antecedente de Jorge (Cyterszpiler) también, que en paz descanse. Había tenido diferencias después con (Alejandro) Mancuso. A mí no me gusta mencionar, pero para que veas cómo es. También de su pareja (Rocío Oliva), de la que dice estar enamorado, a mí me lo dijo: 'me enamoré de grande, Guillermo'. Pero también la denunció y estuvo demorada en Ezeiza. Diego es así, vos le podés hacer un comentario, pero la decisión siempre es de él.

—Y ya sin Maradona, ¿por qué pensás que se quieren sacar fotos con vos?

—Indudablemente alguna atracción despierto. Susana (Giménez) me vive llamando para que vaya; (Luis) Novaresio; Andy (Kusnetzoff)... A Mirtha (Legrand) voy. Me preservo. Voy graduando.

—Vas graduando la exposición.

—Y sí, esto es Diario Popular. Y yo soy popular, soy del pueblo.

—La última entonces es para saber qué le dirías a Maradona desde Diario Popular.

—Que lo extraño. Que para mí sigue siendo el mejor. Y que la vida nos tiene que dar la oportunidad de conversar, dos horitas. Bueno, empezamos la nota con los sueños. Uno de los sueños sería sentarme a conversar y decir '¿Qué nos pasó, campeón?'.

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