El término es callejero, con raíces en la cuna misma del hip-hop, pero cuadra perfecto con el presente de Boca. Lo podrá negar, pero -en el fondo- todo bostero de ley recién anoche sintió que el trabajo estaba hecho del todo. Boca le arrebató el campeonato a River, nada cambiará eso. Volver a leerlo resulta incluso sanador, sin embargo por la exigencia de su mundo, el xeneize sabía que tenía un partido vital en casa contra el pícaro Independiente de Medellín de Aldo Bobadilla (ex arquero de Boca). Por eso, luego de la vuelta, las loas y el dale campeón, el hincha (siempre exigente) miró de reojo este duelo copero para poner la casa en orden dentro del grupo. Y el equipo de Miguel, no defraudó. Despachó al team colombiano 3-0 y completó la fiesta que había empezado el pasado sábado. ¿Cómo? Con las armas del campeón: Tévez modo Dios, Villa modo ají (picante), Salvio modo súper saiyayin, Campuzano y Fernández modo tic-tac (dos relojitos), Andrada modo Andrada que no es menos que Dios para quién no sabe cuál es su modo, y el resto en modo equipo, lo que no es poca cosa. El asunto, recién logró destrabarlo en el epílogo de la primera etapa, cuando Toto Salvio suspendió su testa en el aire y abrió el marcador. Con el gol, la noche fluyó y la orquesta tocó tranquila todo el segundo tiempo: otro de Salvio y un solo de Bebelo (reemplazó a Tévez) de tiro libre completaron la obra entre aplausos y ole, ole. Tras el cierre del trámite, los rituales de siempre: aquel jugó mejor, este está en un nivel altísimo, me impresionaron tal y también cuál y tendrían que haber expulsado a ese. Pero recién después de todo esto, de un finde para el infarto y un arranque de semana con tarea para el hogar, el hincha se relajó. Volvió feliz, encendió la TV y dijo para sus adentros: ¿Boca? Boca está en la casa.
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