Más allá de la relación amorosa entre los jugadores uruguayos y River, hubo varios "9" que se pusieron ese número en la espalda y se encargaron de culminar las jugadas de gol —o tenían esa obligación—. Alonso llega con 36 años, más de 180 goles en toda su carrera y dos grandes desafíos: sostener el legado de Francescoli, de Alzamendi, de Rodrigo Mora —quien será compañero suyo y no entra en esta selección—; y convertirle a Boca: los cinco futbolistas elegidos, al menos en un partido de verano, gritaron en el Superclásico.
Enzo Francescoli
Es, sin dudas, uno de los grandes ídolos de River. Tuvo dos etapas: ambas exitosas, con títulos y un nivel de juego desproporcional, abusivo, inmenso. Fue capitán, referente: ídolo. Ganó la Copa Libertadores del '96, la Supercopa '97 y cinco torneos locales. Hoy es el manager, el hombre que eligió a Marcelo Gallardo, el hombre que llevó a River a ganar todo. Otra vez, como cuando él jugaba.
Antonio Alzamendi
En finales de Copa Intercontinental o Mundial de Clubes, River convirtió un solo gol en toda su historia. Y lo hizo Alzamendi, un uruguayo, ante el Steaua Bucarest. Tuvo dos etapas en Núñez, como Enzo: la primera en el '82, la segunda del '86 al '88, con el mítico tanto incluido. Ganó un solo título local, y tres internacionales: Libertadores, Intercontinental e Interamericana.
Daniel Fonseca
La historia de Fonseca en River es breve. Y es así: llegó en el verano del 2002 como el gran refuerzo del año, jugó un Superclásico de verano con Boca, hizo un gol de tiro libre en el último minuto que forzó la definición por penales, metió su penal y, una semana después, se fue del club.
Rubén Da Silva
Dos periodos en River, porque una vez que los uruguayos pisan el Monumental, parece, no se quieren ir. Si se van, vuelven, porque no se querían ir. Del '89 al '91 y la temporada '92/'93. El problema —el gran problema— es que después se fue a Boca. Y aunque le hizo un gol al Xeneize en un 2-0 en el Apertura '90 — torneo que al final terminó ganando River— quedó en el olvido, en una parte más negra de la historia.
Sebastián Abreu
El dato de color es que en ninguno de los dos momentos que Abreu tuvo en River —sí: otro más que se fue y volvió— picó un penal. Jamás. Abreu pateó penales en River, pero no se animó a tanto. Fue el punta del equipo de Diego Simeone en el Clausura '08, que salió campeón con un gran Diego Buonanotte y, en las últimas fechas, un sabio Ariel Ortega. Se fue a Israel, pero regresó meses después a jugar la Copa Sudamericana. Allí no tuvo mucho peso. Ante Boca, en Mendoza, en un choque de preparación, empujó una pelota abajo del arco para ganar un Superclásico.
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