Las sociedades son la sal del fútbol. Algunas se arman, se proyectan, y otras terminan resolviéndose casi de casualidad. Y en el caso de Racing, cuando se definió la profunda renovación del plantel en el invierno pasado, ni Cocca ni los dirigentes, tenían en mente que Gustavo Bou iba a ser el compañero de aventuras, en el título del torneo local y en la Copa Libertadores, de Diego Alberto Milito, quien llegó como capitán y referente, pero a partir de ciertas circunstancias futbolísticas que se dieron en el semestre pasado, cedió el protagonismo del ataque de la Academia a quien llegó el silencio y terminó siendo el goleador del campeón.
De arranque, la dupla de ataque titular de Racing era Hauche y Milito. Pero los dos se lesionaron, Facundo Castillón falló en momentos decisivos, el colombiano Wason Rentería nunca estuvo a la altura de las necesidades de Racing, y eso obligó a Cocca a apurar el ingreso de Gustavo Bou, quien fue el último refuerzo del equipo, sólo porque el colombiano Humberto Osorio, que ya entrenaba con el grupo, no aceptó firmar por seis meses y quería que el club se hiciera cargo de los impuestos de su contratación.
Pero a partir de aquellos 34 minutos extras del clásico con Boca, en la Bombonera, nació una sociedad. Con Milito como cerebro y Bou como arma letal del gol, que se fue confirmando partido tras partido, a tal punto que la fórmula de ataque terminó siendo clave para los seis encuentros en fila que ganó Racing en la recta final del certamen, para terminar dando la vuelta olímpica con Godoy Cruz. Es que sin tener características similares, aprendieron a complementarse, y el 2015 lo arrancaron con la ambición de seguir con el gol entre ceja y ceja, porque primero ratificaron sus virtudes en el verano, y en Venezuela dejaron en claro que también pueden hacer lío a nivel internacional, porque de los cinco tantos frente al Táchira, Bou marcó tres y asistió en los otros dos (uno de ellos a Milito).
"Para mí es un orgullo poder jugar al lado de Milito" dice una y cien veces Gustavo Bou, mientras que el Príncipe contesta con su humildad, porque "yo sé todo lo que sufrió de entrada, las críticas injustas que recibió, y por eso estoy más contento que nadie con el momento que le toca vivir a Bou", quien ayer cumplió 25 años, diez menos que su compañero de fórmula de ataque.
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