El "Apache" cumplió con su rutina diaria. Cuando finalizó la práctica, se acercó a la puerta del complejo Pedro Pompilio, donde estaba lleno de hinchas, y se sacó fotos con los fanáticos.
El mote de "jugador del pueblo" no le queda mal a Carlos Tevez. Es una etiqueta que luce con orgullo. Cada vez que finaliza una práctica, el "Apache" se acerca a la puerta del predio Pedro Pompilio, donde habitualmente entrena Boca, para sacarse fotos. Al ser feriado, hoy, un día después de la victoria ante Arsenal, estaba atestada de hinchas: el ídolo posó para las clásicas "selfies", firmó camisetas y se fue con los oídos llenos de amor.
"Voy a guardar la camiseta con la firma de Tevez, no la pienso usar", dijo un chico que logró irse con la remera autografiada. Una señora que vino desde Chaco también se fue con una sonrisa: Carlitos le estampó el gancho en un pañuelo rosa, que probablemente guardará en un lugar muy especial de su hogar.
Lejos de escaparle al cariño de la gente, Tevez se acerca, como si tuviera un imán. Sabe de dónde viene, y asume quién es: el futbolista se debe a los hinchas, y él interpreta como nadie ese doble juego.