No pueden con Javier Cantero. Lo desestabilizan, lo cascotean, lo arrinconan y el presidente de Independiente se mantiene en su cargo, aunque anoche y en una actitud criticable un grupo de socios e hinchas se mantenían en la entrada del barrio privado donde vive para reclamarle que se vaya.
Antes, al comenzar la tarde, socios de diversas peñas se encadenaron a la escalinata de la sede de avenida Mitre con la intención de entregar un petitorio a la dirigencia y pedir la renuncia de Javier Cantero. Ni bien avanzó la tarde, el barra Bebote Alvarez ingresó al recinto y los convenció de que salieran después de que el abogado del club, Marcelo Marino, recibiera el escrito con la promesa de entregarlo a la comisión directiva. Por la noche cerca de mil hinchas se manifestaron frente a la sede pidiendo la renuncia del presidente y después se movilizaron para seguir hostilizando a Cantero en la entrada del barrio donde vive, alterando la tranquilidad de todos los que allí viven.
Los resultados deportivos, las malas administraciones, la falta de gestión son errores propios de las personas. Cantero podrá ser todo lo malo que muchos sostienen, podrá ser un inútil pero fue electo por el sesenta por ciento de los votos en la elección más convocante en la historia del Rojo. Eso no debe perderse de vista. Es más, cuando se votó justamente fue para decirle no a muchos de los que hoy son alternativa de solución.
Lo de ayer fue una nueva movida para "ahogar" a un Cantero que ya anunció que va a dejar su mandato antes de lo previsto. Desde temprano en la sede de Avellaneda se esperaba que hubiera algún tipo de movimiento por lo que no sorprendió el ingreso de varios socios de diversas peñas quienes intentaron entregar un petitorio el cual incluía la renuncia del presidente.
Como en la sede no había directivos, se encadenaron a las escalinatas de la misma y desde allí anunciaron que comenzaban una huelga de hambre. "Queremos entregar un petitorio, somos socios de peñas, queremos la renuncia de Cantero hoy", explicaron mientras las horas comenzaron a pasar sin que nadie los recibiera.
De inmediato se dispuso el vallado sobre la vereda y de a poco comenzaron a llegar hinchas, barras y fue Bebote Alvarez, quien tiene derecho de admisión, pero que ingresó al recinto y disuadió a los protestantes de salir. El petitorio se lo dieron al abogado del club.
Afuera el reconocido barra desplegó cajas con comida para la pensión (en la semana se hizo correr el rumor de que los chicos no comían), como una ofrenda, pero la misma terminó siendo retirada cuando cayó la noche y en ocho micros se llevó a la barra para protestar en el country donde vive Javier Cantero. Esta historia desestabilizadora continuará...
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