Romina Atencio es coach y mentora de mujeres y parejas. Para cualquier consulta, comunicarse al correo electrónico [email protected]. Instagram: @diosalmica. YouTube: @rominaatenciocoaching.

Hace algún tiempo en una sesión grupal de mi programa online “Diosa Almica”, una de las chicas se sorprendió porque al leer el libro 'Los cuatro acuerdos de sabiduría Tolteca', del doctor Don Miguel Ruiz, se dio cuenta de que muchas cosas de las que yo enseñaba en mi programa eran realmente ancestrales. Y sí, nada de lo que yo enseño o trasmito es nuevo y nada de lo que comunico es novedad. Lo que sí es nuevo o relativamente nuevo es la increíble desconexión que hemos logrado como sociedad occidental de todo este saber ancestral. Muchas de nuestras enfermedades y la mayoría de lo que hoy llamamos problemas, son generados por esta desconexión, por este olvido de todo este conocimiento ancestral que hemos dejado de lado en pos de perseguir un bienestar. Bienestar que hemos perdido justamente por desconectarnos. Entonces lo que podemos observar si miramos un poquito más profundo es que estamos persiguiendo una felicidad que ya teníamos, pero que perdimos en una rueda que arrancamos por querer tener algo que nos hicieron creer que necesitábamos.

Porque lo que verdaderamente necesitamos hoy ya no lo tenemos. Una psicóloga amiga, experta en EMDR, me dijo: “Todo el sistema está pensado en función de generarnos una herida primaria en el instante en que nacemos. En lugar de nacer en el cobijo en la oscuridad, en la tranquilidad del lecho materno, en lugar de bajarnos la luz, de ponernos música suave, de que la transición entre el mundo interior y el mundo exterior sea esta mágica conexión lenta pausada y respetuosa, nacemos de golpe a los gritos y llorando con una nalgada en la cola o una sacudida de patas en un hospital, donde muchas veces las madres hasta están atadas de manos con una horrenda luz blanca, con ruidos de instrumentos quirúrgicos, con voces de personas hablando de cosas que nada tienen que ver con el nacimiento, con una completa deshumanización que nos produce una herida de falta; una herida producida por habernos arrancado violentamente de la panza de mamá. Parece algo muy chiquito y pequeño, pero este acto, cargado de tanta carencia, de tanta violencia y de tanto desprendimiento, nos produce la primera herida de consumo que después va a llenar la sociedad con cosas y no con lo que realmente debería: qué es con emociones con espiritualidad y con el trabajo del retorno a la Fuente”.

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Este concepto a mí lo que me trae es la conciencia de cómo se nos desconecta en ese primer instante de vida extrauterina de nuestra divinidad, de nuestra capacidad de creación, de nuestra imposibilidad de llegar al mundo rodeados de amor, siendo el amor la emoción Primaria para poder crear desde nuestra divinidad. Es este primer acto el que nos aleja de nuestra capacidad creadora este mundo que nos recibe pero que nos quita ya el mundo se nos presenta como un lugar hostil. Es la primera programación que nos entra en el cerebro: en este cerebro que va a contener nuestra alma. Lo primero que se nos dice: el mundo es un lugar hostil, difícil, doloroso, donde no todo se puede y donde ni siquiera el amor de mamá está presente. Esta afirmación inconsciente que nos queda grabada en ese primer contacto con el exterior, va a ser la base de todo nuestro aparato de programaciones posteriores. Tomar conciencia de cómo fue nuestro nacimiento es el primer paso para poder comenzar a reprogramarnos.

En este caso te quiero invitar a ir a buscar ese recuerdo. Si tenés a tus padres vivos, podés recurrir a ellos para consultarles cómo fue ese momento. Te propongo que no les des contexto, simplemente preguntales detalles acerca de tu nacimiento: dales preguntas concretas: ¿Cómo nací? ¿En un hospital o en mi casa? ¿Quién me asistió? ¿Quién fue mi obstetra? ¿Quién fue mi partera o mi matrona? ¿Nací en emergencias? ¿Fue por cesárea o parto natural? Preguntale a tu mamá, qué iluminación recuerda en la sala de partos. Preguntale si recuerda las conversaciones que tenían las personas con las que estaba en ese momento, con quién estaba si alguien la acompañaba o no y preguntale qué sintió en el momento previo a tu nacimiento. Preguntale si estuviste con ella justo al momento de nacer. Preguntale si lloraste si no, si hubo alguna complicación, pregúntale todo lo que puedas acerca de ese primer momento. Trata de hacerlo y conectar con la emoción que sientas durante el relato.

Si no tenés la posibilidad de hablar con tu papá, con tu mamá o con tu abuela o con quien sea que haya estado presente en el momento de tu nacimiento, por cualquier motivo: sea porque tus padres no están vivos, sea porque no tenés conocimiento de tus padres biológicos o cualquiera que sea el caso, no te preocupes. Este momento lo podés ir a buscar con una meditación. Esto va a requerir un poco más de trabajo pero no es el fin del mundo. Las meditaciones cuánticas son capaces de llevarte esos momentos con algo de práctica. Algunos llegan en la primera o segunda meditación. A otros le lleva más de tiempo, pero en cada una de estas meditaciones vas descubriendo algo nuevo sobre tu pasado. El desafío es que puedas durante todo este proceso perdonar todo lo que te pase a vos y a tu entorno y dejar que sea lo que tiene que ser. Te topaste con este artículo en el momento justo para poder descubrir quién sos.

Romina Atencio

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Si tu mamá no está viva o tu papá o nadie que haya estado presente en ese momento pero si tenés acceso algún abuelo, algún tío que te pueda contar o acercarte la mayor información, también es válido. Tratá de juntar la mayor información que puedas sobre tu nacimiento. Y como te dije antes, si realmente no tenés ninguna información y te es imposible recuperarla esto también es información. Registrá todo lo que sepas de tu llegada al mundo y si no tenés ninguna información sobre tu llegada al mundo, de tus padres biológicos, preguntá cómo fue tu llegada a tus padres adoptivos, cómo te recibieron, cómo fue el espacio, el lugar, el ambiente... Cómo fue ese encuentro con ellos... Si lo recordás genial y si no pediles que te lo cuenten. Y como te dije antes, si no podés acceder a ninguna información, si está realmente borrado, vamos a asumir el peor escenario: ¿Por qué? Porque si no hubieses tenido esa herida primaria seguramente ni siquiera estarías acá leyendo este artículo. Estamos acá en este proceso y me incluyo -porque mi proceso me llevó a darme cuenta de esto- porque esa herida existió de alguna u otra manera. Si esa herida no hubiese existido, la mayoría de las creencias y programas posteriores no hubiesen podido penetrar.

Para darte cuenta si esta herida existió, para poder asumir lo peor y trabajar a fondo te voy a hacer un par de preguntas. Si la respuesta es negativa a la mayoría de ellas, seguramente la herida existió: 1) ¿Para vos el mundo es un lugar mágico donde todo es posible y donde no existen las agresiones hacia vos o sea tus seres queridos? 2) ¿Para vos el mundo es un lugar seguro en el que se puede vivir y donde se puede crear una realidad soñada? 3) ¿Crees que se puede ser feliz abajo de un puente sin absolutamente nada? 4) ¿Crees que las cosas materiales son necesarias para ser feliz?

Tratá de contestar estas preguntas sinceramente. No caigas en los lugares comunes de lo que deberías contestar. Caé en lugares más genuinos. Tratá de caer donde realmente las respuestas que des sean coherentes con tu presente y tu vida actual. Es decir, si estás llevando una vida completamente austera donde no tenés ninguna necesidad material entonces las respuestas pues van a ser unas. Si vivís en un entorno material donde por ahí tenés presente la necesidad de cambiar el auto, comprarte ropa (no estoy juzgando esto como algo bueno o malo simplemente quiero que puedas ser sincera con esas preguntas) la invitación es que logres conectarte con esas cosas materiales desde el deseo y no desde la necesidad y desde la carencia. Tenés que tener presente que el dinero persigue el disfrute y no el disfrute persigue el dinero es decir: Cuanto más disfrute y gozo tenemos realmente generado por nuestros deseos álmicos, mejor nos va a ir y más canal vamos a ser para poder ayudar a otros. Cuanto más vivimos desde la necesidad, desde la carencia, desde la urgencia, menos vamos a traer abundancia. El tema es que nuestra herida primaria nos programa para que vivamos en esa carencia: “El mundo es un lugar hostil donde no se puede vivir si no es en alerta con miedo con inseguridades” ese sistema en el que vivimos nos programó para que sea nuestra forma de pensar.

Volvamos a ese bebé que acaba de nacer. Supongamos que tuvo una herida, pero vamos a ir a un caso más tradicional donde después de esa herida primaria la madre le da la teta, lo contiene, le suple las necesidades básicas de hambre sueño y amor. Entonces ese niño empieza a notar que el mundo no es tan hostil como se le había configurado y empieza a poder observar el mundo como un lugar seguro.

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Esta pequeña comienza a dar sus primeros pasos afuera del mundo, comienza a probar sus primeros alimentos, comienza a gatear y a tener interacción con los “peligros del mundo” y ahí es donde empiezan a aparecer los primeros miedos y se empieza a configurar el mundo como un lugar hostil. Pero esto no es objetivo, esta configuración del mundo va a venir dada por el acompañamiento que nuestros padres o cuidadores nos den. Si cuando yo voy a meter los dedos en un enchufe me retan y me dicen que es peligroso que me puedo morir, entonces seguro eso me va a generar mucho miedo, porque voy a sentir el miedo del cuidador. En cambio, si mis padres preparan la casa para que eso no sea un espacio de peligro y preparan el ambiente para que sea un lugar donde yo me pueda mover y explorar sin peligros y no me transmitan miedo todo el tiempo, es más probable que yo demore en incorporar esta percepción del mundo como un lugar hostil y peligroso. Por qué digo demore, porque me guste o no en algún momento, lo voy a empezar a configurar así. Si no fuera de esta manera, no estaríamos acá queriendo vivir la vida de nuestros sueños porque estaríamos saltando al “vacío”, es decir confiando, llenas de fe, de que todo va a salir bien, de que el mundo es un lugar lleno de posibilidades y nuestra vida sería completamente perfecta.

El desafío es que puedas detectar a través de las preguntas que te propuse, cuál es tu configuración del mundo. A raíz de eso, decidas, si querés comprometerte con vos, y animarte a sanar tu herida. Cuando comienzas a descubrir que todo aquello que creías que era de una manera, en realidad puede ser de otra, comienza a ver la luz al final del túnel. Es una luz brillante, hermosa, que te invita a vivir.

Si querés comenzar a trabajar conmigo en esta sanación, te invito a que te animes a agendar una sesión. Podés hacerlo a mi WhatsApp: 11-6016-5378. No olvides seguir mi contenido en redes sociales: Instagram @diosaalmica. ¡Nos vemos el próximo sábado!

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