Los bomberos voluntarios son agrupaciones de socorristas que arriesgan sus vidas acudiendo a múltiples emergencias desinteresadamente. En Argentina, muchos de estos cuerpos sobreviven gracias a las donaciones que reciben por parte del Estado y el aporte solidario de vecinos, familiares y el sector privado.
Sin embargo, ¿cuál es la razón de la existencia de estos héroes anónimos que acuden al rescate sin ver ni un centavo a cambio? Para ello, habrá que remontarse al Siglo XIX, cuando se creó el primer cuerpo de bomberos voluntarios de Argentina.
Hasta mediados del 1800, cuando ocurría un incendio eran los vecinos del damnificado quienes, usualmente, acudían a apagar las llamas. En aquel entonces la densidad urbana era mucho menor, lo que ayudaba a contener los focos rápidamente.
Sin embargo, con la llegada de las primeras oleadas migratorias, los barrios del bajo porteño comenzaron a llenarse de casillas y conventillos en los que vivían amontonados miles de inmigrantes provenientes de Europa.
Estas viviendas no sólo carecían de las comodidades más básicas, sino que además estaban construidas de materiales altamente inflamables como la madera y el zinc. Una chispa bastaba para desatar un infierno que se podía extender a varias manzanas de la ciudad, en especial en zonas donde la densidad urbana era cada vez mayor.
Por otro lado, la ausencia de un estado que sólo garantizaba el limitado funcionamiento de un puñado de servicios básicos como la salud y la seguridad ponía en jaque a los vecinos de estas zonas, que debían vivir con el miedo a perder todo en un incendio.
En 1884, tras un incendio en el barrio Tomás Liberti de La Boca, se creó entre vecinos que habían acudido al rescate el primer cuerpo de bomberos voluntarios del país. La idea fue muy beneficiosa para la comunidad y comenzó a replicarse en otras localidades donde la ausencia del estado se hacía sentir.
Tuvieron que pasar 70 años para que, recién en 1954, se creara la Federación Argentina de Bomberos Voluntarios, la cual hoy en día agrupa a todas las organizaciones del país. Estos cuerpos en la actualidad constituyen el 85% de la fuerza de bomberos de Argentina, mientras que el 15% restante lo componen bomberos provinciales y de la policía.
Si bien quienes integran los cuerpos de bomberos voluntarios precisan de otros empleos para subsistir, muchos aún se resisten a la idea de percibir un sueldo por su trabajo. Sin embargo, la mayoría de ellos coincide en que los aportes del estado en equipos e insumos es insuficiente.
El caso argentino está lejos de ser el único en el mundo. Sin ir mas lejos, en América Latina centenares de organizaciones nuclean a voluntarios de distintas regiones del continente. El caso más paradigmático es el de los chilenos, que en 2015 rechazaron recibir un sueldo por parte del estado para "mantener la tradición de voluntarios".
Quienes deseen apoyar la lucha de estos héroes cotidianos, pueden realizar donaciones a la Fundación Bomberos Voluntarios, que contribuye a mejorar el equipamiento de los bomberos de todo el país.
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