Reafirmar nuestro compromiso en estas elecciones, nos permitirá pensar un y hacer un futuro mejor

En los años ochenta todos los argentinos nos unimos para reclamar democracia. Y lo logramos. Yo tuve la suerte de poder cursar mi escuela secundaria en pleno albor de la democracia. Lo recuerdo bien. Ahí estaban las voces de los que volvían del exilio, los discursos de los políticos en campaña, las de los compañeros con quienes vivimos la experiencia de crear el Centro de Estudiantes de nuestra escuela en Salto. Fue un ambiente único donde pudimos expresarnos y descubrir la posibilidad renovada de vivir en libertad. Se trató de un logro social fundamental.

Es que la democracia nos permite desarrollarnos y aprender. El conocimiento y la democracia interactúan en un círculo virtuoso. Aquellos países con los más altos niveles de escolarización muestran mayor apoyo por las reglas democráticas y mayores niveles de participación. A su vez, las democracias invierten más en educación y presentan tasas de escolarización más altas. Como sabemos, la educación es un poderoso motor de desarrollo y es uno de los instrumentos más importantes para combatir la pobreza y mejorar la salud, lograr la igualdad de género, el reconocimiento y cuidado de las personas mayores, la paz y la estabilidad.

Las sociedades que invierten en conocimiento pueden ofrecer mejor calidad de vida. La educación también favorece el conocimiento del otro y eso promueve la tolerancia hacia otras culturas, religiones y grupos étnicos. La xenofobia y la discriminación no son solo síntomas del fundamentalismo, sino también de la ignorancia.

Así como el conocimiento hace la diferencia en la vida de las personas -y entre la pobreza y la riqueza de los países- también hace la diferencia entre salud y enfermedad. En los últimos años, la mortalidad infantil ha disminuido en todos los grupos sociales. La razón principal fue el avance del conocimiento que ha hecho posible nuevos medicamentos y vacunas, mejores prácticas sanitarias, y campañas de salud pública más efectivas. También la educación contribuye a fomentar un ambiente más cuidado y, por lo tanto, mejor salud y calidad de vida.

Hace varias décadas, vivimos una democracia plena en Argentina. Con sus defectos, pero plena. Y esto es algo de lo que debemos sentirnos orgullosos. La sociedad argentina es la responsable de haberla conseguido y somos sus principales guardianes. Hoy al votar renovemos nuestro compromiso con la democracia y tengamos la firme intención de pensar y hacer una Argentina mejor.

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