Falleció tras batallar contra una dura enfermedad. Publicista de profesión, dejó todo por la gastronomía y se convirtió en un referente de las nuevas generaciones. Un repaso por su trayectoria
Germán Torres, reconocido como uno de los principales referentes de la panadería artesanal en Argentina, falleció este domingo, a los 40 años, a causa de una enfermedad con la que había batallado en los últimos tiempos. Fue un vanguardista en la elaboración de pan y logró convertirse en símbolo para las nuevas generaciones de panaderos.
La noticia de su muerte fue confirmada por un mensaje en la cuenta de Instagram de Salvaje Bakery, donde se destacó: “Este domingo se fue de este plano alguien que hizo mucho por la gastronomía moderna argentina”.
Torres había nacido en 1985 y comenzó su recorrido profesional en un ámbito ajeno a la gastronomía. Luego graduarse en Publicidad en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) y obtener un reconocimiento que lo llevó al festival de Cannes en 2006, trabajó en agencias publicitarias antes cambiar de rumbo.
El contacto con la cocina, primero como aficionado y luego como aprendiz en restaurantes, lo llevó a abandonar la publicidad para dedicarse de lleno a la panadería artesanal. Su apuesta por la masa madre, los largos tiempos de fermentación y el uso de ingredientes menos procesados sentó las bases de todas sus creaciones.
En 2016, fundó Salvaje Bakery en Palermo Hollywood, Buenos Aires. El local se convirtió rápidamente en una referencia y atrajo a clientes que formaban largas filas para comprar panes de centeno.
La influencia de Salvaje Bakery fue decisiva en la expansión de la panadería artesanal en Buenos Aires y el pan de masa madre.
A pesar del reconocimiento y la popularidad de Salvaje Bakery, Torres decidió salir de este proyecto poco antes de la pandemia y optó por explorar nuevos caminos, centrándose en el centeno y en la idea de una panadería regional que reflejara la diversidad de los productos locales.
En su libro Pan de Campo, propuso recetas reinterpretadas y alentó a los lectores a experimentar, alejándose de la rigidez de la pastelería tradicional. La búsqueda de una identidad panadera regional lo llevó a trabajar con harinas y productos autóctonos, colaborando estrechamente con productores y experimentando con fórmulas nuevas.
Su visión incluía la posibilidad de que los panes argentinos reflejaran la diversidad de las provincias, de manera similar a lo que ocurre con los vinos.
Tras su salida de Salvaje Bakery, Torres fundó La Valiente, una panadería y pastelería con sucursales en Núñez y Tigre, junto a Christian Petersen y Ezequiel Mendoza Paz.
Este nuevo proyecto profundizó su apuesta por la calidad, la creatividad y la conexión con lo local. Además, Torres continuó su labor docente y su influencia en la formación de jóvenes panaderos, contribuyendo al renacimiento del oficio y al auge del pan casero y de masa madre en Argentina.