Ademas de su trabajo como docentes, la narradora Alejandra Segura y la cantante Veronica Galan descubrieron en la poesia de Homero Manzi un buen motivo para retratar su vida y su obra, y desde hace varios años presentan un ciclo de homenaje al gran autor de tangos como "Malena " y "Sur"

La vida y la obra de Homero Manzi no solo se limitaron a su contribución a la poética del tango, sino también a un compromiso con su tiempo, ya que, al igual que su colega Discépolo, tuvo una pertenencia a movimientos populares y sociales que se expresaron en lo político a través del radicalismo primero y del peronismo desde 1945.

Obras como "Sur", "Malena", "Ninguna", "Barrio de tango" o "Milonga triste" son solo algunas de sus letras más reconocidas en el ámbito de la música ciudadana, en colaboración con compositores como Cátulo Castillo. Lucio Demare y Anibal Troilo entre otros.

Cuando compartían tareas en la Comisión de Titulos del Ministerio de Educación porteño, donde trabajan desde hace varios años, Alejandra Segura y Verónica Galán comenzaron a descubrir algunas identidades entre ellas. Y casi como un juego, surgió la idea de armar juntas un espectáculo que tuviera que ver con la expresión popular, y así se les cruzó la obra de Manzi en su camino.

Alejandra, que nació en Mar del Plata pero vive en Lanús, y tiene tres hijos (Candela, Guido y Tomás) es docente de nivel inicial, y durante varios años desempeñó esa tarea en distintos establecimientos educativos, hasta que llegó a su actual cargo. Y comenta que "desde chica me gustó contar historias, yo soy esencialmente narradora, por eso hice un profesorado en el Instituto Summa, donde se armó un club de narradores".

Cuenta que "siempre conté cuentos para niños, hasta que una vez me crucé con Claudia Stella, que era narradora para adultos, e inicié unos talleres que ella dictaba, y al poco tiempo me uní al grupo "De la A a la Z", de narración oral, con el que hacíamos presentaciones en La Forja de Flores y en otros espacios".

Por su parte, Verónica Galán, madre de Tamara, de 22 años, y habitantes del barrio de San Telmo, es profesora de Matemáticas, pero se define como "cantante por vocación". Relata que "desde chica me gustaba animar fiestas con la guitarra, y cantaba folklore, pero el tango lo heredé de mis abuelos".

Además de su trabajo docente, Verónica se inscribió en la Escuela de Música Popular de Avellaneda hace ocho años, y dice que "fue tardío por mis otras actividades, pero ahora lo siento como algo muy necesario, probé varios estilos, pero a partir de mis colaboraciones con la Orquesta Escuela Tango Nuevo sentí que este género era lo mío, y con ellos sigo haciendo recitales".

Tanto Alejandra como Verónica explican que "al comienzo armamos espectáculos para chicos. y luego para mujeres, rescatando temas representativos, como La Pomeña, y contando sus historias".

La que llegó con la idea de rescatar a Homero Manzi fue Verónica. Según Ale, "un día me lo propuso, porque ella había empezado a descubrir sus tangos, y de a poco fuimos armando un repertorio e investigamos en su vida y su obra, y pudimos concursar en el certamen de Bares Notables".

Así llegó el día de la audición. Alejandra cuenta que "uno de los jurados era Guillermo Fernández, por suerte ganamos y tuvimos un par de actuaciones en los bares El Progreso de Barracas y El Símbolo, de Almagro".

De esto ya pasaron más de dos años, y el ciclo, denominado "Manzi Intimo", se instaló como una marca en sus actuaciones. Alejandra alterna narraciones de letras y poemas con cartas privadas, comentarios y semblanzas del autor, mientras Verónica se ocupa de darles vida a través de la música y el canto, y junto a ellas, le da el marco sonoro el joven pero experimentado guitarrista Mateo Castiello, hijo de Hernán Cucuza Castiello.

Un recorrido por las letras, la intimidad y la militancia

Sin dudas, la obra de Homero Manzi es un tesoro que se va descubriendo de a poco. Verónica señala que "cuando cursaba en la EMPA, fui conociendo algunos tangos emblemáticos y empecé a descubrir un nivel poético muy especial en varias obras, que casualmente eran de Manzi".

A partir de ahí, entre ella y Alejandra comenzaron a investigar tanto la vida como la obra del autor de "Sur", y fueron armando un repertorio. Pero Alejandra aclara que "la idea fue no solo cantar sus tangos, sino mecharlos con narraciones, dar pinceladas de su vida, tanto en lo privado, como por ejemplo su romance con la cantante Nelly Omar, que abordamos muy elípticamente, como su militancia política y sus principios, o leer una carta que el padre de Homero le escribió a su hermana cuando nació el poeta".

hdv manzi

Verónica señala además que "tanto él como Discépolo, son tipos sensibles en una Argentina que venía devastada desde los ‘30, y en 1945 surge una impronta diferente, ya que los músicos y autores se vinculan entre ellos y acompañan los cambios sociales y políticos". Pero si hay un elemento que destaca el homenaje a Manzi es que se trata de crear un clima de época, a través del atuendo, peinado, vestidos, y hasta objetos de la época. Ambas destacan que "en ese sentido nos ayudó el concepto de puesta en escena que nos transmitió Claudio Ledesma, y el aporte en vestuario de Leticia Pompei" y aclaran que "éste es como un viaje a su universo, y cuando el lugar lo permite, nos acompañan también Gustavo corrado en piano, y dos bailarines, Marcela Bibón y Walter Amaya".

Un espectador de lujo entre la multitud

Una de las satisfacciones más grandes que tuvieron Alejandra y Verónica fue que en una ocasión, cuando actuaban en uno de los bares notables, llegó a ver el show Homero Manzione, nada menos que el nieto del genial autor.

Alejandra cuenta que "lo vimos en un momento, él estaba al fondo, y se le caían las lágrimas, le preguntamos qué le había parecido, y nos dijo que estaba perfecto lo que habíamos hecho, y que era una de las pocas veces que le gustaba algo de su abuelo" Detalló, además, que Manzi tuvo un hijo, Hacho, que era pianista y falleció hace un tiempo, y tres nietos: Homero, Claudio y Malena.

Para ambas, entre las grandes satisfacciones que les dio este espectáculo, que repiten en distintos lugares con una frecuencia de una o dos veces por mes, fue haberlo hecho en la Academia Nacional del Tango, y aseguran que "fue un sueño hermoso".

Últimamente se presentaron también en la Alianza Francesa y la Biblioteca del Congreso, y no pierden la esperanza de algún día hacerlo en el reducto que justamente fue bautizado como Homero Manzi en pleno barrio de Boedo, y donde, café por medio, se realizó esta charla.

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