Luis Caro: "No se puede transmitir algo sin estar convencido"

La experiencia le valió hacerse fuerte en distintos escenarios del mundo y hasta ser reconocido como Ciudadano Ilustre de la Feliz en 2014. Listo para presentar País Semejante en vivo, el sábado 13 de Abril en Café Vinilo, Luis explica a Popular cómo es esto de la supervivencia artística.

- ¿Qué representa ‘País’?, ¿compartir recorrido o un homenaje?

- Para nada lo siento como un homenaje, no me gustan mucho los homenajes. Es un laburo más en mi vida, aparte de una saga que comenzó con mareas, digo saga por el formato, del punto de vista de la edición y del sonido. Se inicia con Mareas, con cantores marplatenses, sigue con País y cierra el tercero, que tengo en carpeta dedicado a Juan Gelman, un referente a quien musicalicé en más de 30 canciones en los últimos cuarenta años.

- ¿Por qué designaste tu trabajo como País Semejante?

- País semejante tiene que ver con la otredad, término lacaniano que es mirar al otro como un semejante. Además porque creo que los argentinos después de la dictadura perdimos esa mirada en el otro.

- Y la selección de algunos temas¿recuperaste Alfonsina?

- Es bastante complicado elegir, pero fueron los autores con los que me formé. Alfonsina tiene que ver con mi vida, nací a 500 metros donde ella decidió su final y para mi ese es un lugar mágico que transito todos los días y toda mi vida, es algo más que una canción para mi.

- ¿Qué intentaste transmitir a partir del formato disco/libro?

- Yo no concibo el arte como expresiones individuales siempre pienso que hay un poco de todo en cada uno y en mi caso vengo del teatro, soy actor y también escribo, de manera tal que todo lo que está puesto ahí forma parte de mi vida y de mi forma de ver el arte en general.

- ¿Tu vocación te obliga a reinventarte todo el tiempo?

- No sé si necesito reinventarme, hago lo que deseo transmitir y lo que de alguna manera me causa placer, uno no puede transmitir algo si uno mismo no se siente convencido.

- En el devenir de ir y venir que en tu profesión ¿Cómo es tu relación con Mar del Plata?

- Mi relación es digamos complicada. Aquí desarrollé toda mi historia, hice una familia tengo mis afectos, mis amigos, pero es una ciudad del interior con lo que implica de manera que si uno tiene que desarrollar su trabajo...es muy hermoso para vivir y muy difícil para ganarse la vida con el arte y acostumbrarse a entrar y salir.

- ¿Qué importancia le das a las políticas culturales?

- Siento que no tenemos muy en claro políticas culturales, por lo menos que puedan contener. Son apenas arrestos que van haciendo los distintos gobiernos. Acá se gobierna con el misterio de los amigos, de contar alguien que te pueda dar una mano en algún lugar. Eso es patético y poco democrático. No hay proyectos interesantes. En este sentido nos falta de todo, lleva mucho tiempo poner las políticas culturales en práctica y los productores culturales estamos muy desamparados, mucho más en el interior, aunque uno esté a 400 kilómetros, esto es un páramo en este sentido.

La importancia de aprovechar las nuevas tecnologías

Aún con las dificultades que representan el aprendizaje de los nuevos recursos tecnológicos, Luis Caro, realza su aprovechamiento en lo referente al mundo artístico.

“Las nuevas tecnologías, te ayudan bastante. No sé si soy un tipo que las aprovecha a full, básicamente porque soy de otra generación y me cuesta, son muy importantes especialmente para producir el material y difundirlo. En tiempos en los que la concentración de medios es brutal, el ser independiente y andar por la cornisa, las nuevas tecnologías te ayudan bastante, no soy muy ducho por lo que siempre estoy con colaboradores que me ayudan mucho”.

“He tenido que hacer cualquier cosa para morfar"

La trayectoria y el bajo perfil lleva inevitablemente a pensar el modo en que Luis encarriló su vocación, con quince discos en su haber. El mismo lo explica.

- ¿Cómo se sobrevive en lo cotidiano?

- Para un artista provinciano, nacional pero que no está metido en las fauces del mercado es muy difícil sobrevivir. La mayoría da clases, dirige talleres, se dedica a la educación, no es mi caso. He tenido que hacer cualquier cosa para morfar, pero no me quejo porque es lo que elegí. Vendí muchos ejemplares en la calle, ganándome la vida en Europa, en Sudamérica, básicamente en shows y calle.

- ¿En qué te ayudó?

- La calle fue todo un descubrimiento. Comencé a leer un antropólogo francés por quien descubrí el olfato en lo cotidiano. Él plantea de qué manera se puede tocar en lugares no convencionales. Me sentí muy comprometido con esa forma de pensar lo que me llevó a experimentar y tocar en situaciones muy disímiles y luego a escribir crónicas.

- Entonces dio resultado...

- Para ganarse la vida como músico el mundo está muy complicado. Está muy desbalanceado todo en relación a la pobreza.

- ¿Qué mensaje le darías a los que quieren hacer de la música popular su proyecto de vida?

- El mensaje para aquellos que quieren dedicarse es simplemente la búsqueda permanente de formas de expresión que sean auténticas. Auténticas en el sentido de no mirar lo que el mercado pide. Si no lo que uno pueda aportar. El fuego sagrado de la emoción humana, el arte y encontrar eso no es nada fácil pero es imprescindible. Tratar en la medida de lo posible de ser feliz con lo que a uno le toca. Es decir creer en ellas, no sólo poder expresar el arte si no considerarlo como una elección de vida.

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