Identificado desde chico con su barrio, Felipe Toto Evangelista es un auténtico militante del amor por Caballito. Impulsor del Carnaval en los 80', hincha y ex presidente de Ferro, también escribió varios libros de poemas y ficción, y conduce un bar notable de la zona

La pertenencia a un barrio es uno de los símbolos de mayor identidad que puede existir en la vida de una ciudad. Dicen que es como la patria chica. Y sin dudas, suele ocurrir que para muchos el lugar donde nacieron, crecieron y cimentaron amores, amistades y pasiones es una esencia que no se abandona nunca.

Si hay alguien que puede ostentar esa fidelidad, es Felipe “Toto” Evangelista, que a sus 67 años siente que toda su vida estuvo unida a cada rincón de su querido Caballito. Nacido en Neuquén 1080, hijo de un hojalatero que se vino de Italia a hacer su historia en Buenos Aires, que trabajó además como plomero y gasista,y que conoció a su esposa (la madre de Toto) en el pasaje Amberes, Felipe supo de buenas y malas, pero siempre fue leal a las vivencias de su barrio, en el que se casó y desarrolló gran parte de sus actividades.

Propulsor del Carnaval en un barrio que no tenía murgas, en los años ‘80, Felipe no podía sino ser hincha fanático de Ferro, club que no solo ocupó un lugar amplio en su corazón, sino al que supo conducir como presidente durante tres años, en épocas mejores para esa prestigiosa entidad, pero también incursionó en la literatura, escribiendo poesía, canciones, acrósticos y cinco libros, con constantes alusiones y estampas barriales.

En pareja con María Claudia Cordero, Toto (como lo conocen todos) tiene con ella a su hijo Joaquín. de 14 años, además de Romina y Marina, hijas de un matrimonio anterior, y desde hace varios años conduce uno de los bares notables de la ciudad: El Viejo Buzón, en la esquina de Neuquén y Espinoza, donde entre remeras de fútbol, pinturas, afiches e íconos porteños también se realizan shows musicales y algunos días emite en vivo por internet la radio Conectividad.

Sobre su aporte a la revitalización del festejo del Carnaval en el barrio, Felipe comenta que “yo recuerdo cuando era chico que el Carnaval se festejaba de una forma espontánea, los vecinos salían, cada cual aportaba lo que podía y se armaba una celebración muy sana y linda”, y señala que “con el tiempo, y sobre todo con las dictaduras, esto se abandonó, hasta que volvió en los años ‘80, con la democracia”.

Cuenta que “con un grupo de amigos, surgió la idea de intentar resucitar esa fiesta. Y yo me encargué de hablar con un directivo del Consejo Vecinal de Flores, y conseguí un permiso para hacerlo, pero no como corso, porque la palabra todavía estaba un poco censurada, sino como baile popular”.

Detalla que “esto fue en 1985, y comenzamos a hacerlo en la esquina de Espinosa y Vallese, traíamos números musicales, se armaban trajes y luces, y lo conducía el Coco Jurio, un vecino popular de la zona. Un tiempo después, gracias a un amigo dirigente gremial, Mario Daprile, nos relacionamos con Los Viciosos de Almagro, una de las pocas murgas que había en esa época, que vinieron a participar”.

Tras relacionarse con el actor Gustavo Masó, vecino flamante del barrio, Toto cuenta que “es un actor tremendo, que aportó ideas, lo conocimos en el bar, que entonces lo manejaba mi hermano, ya fallecido, tenía un caballito de calesita a su lado, asi que se incorporó como animador, y en poco tiempo armamos una murga, se anotaron 200 chicos, los vecinos apoyaron, y surgió la Agrupación Caballito. La murga pasó a denominarse Los Duendes de la Cortada, y como entonces no había apoyo oficial se hacía todo a pulmón”.

Con el tiempo los festejos se trasladaron a la calle Avellaneda, paralelamente al crecimiento de la actividad en toda la ciudad. Felipe señala que “hoy las murgas se preparan más, son más profesionales, estudian canto y baile, pero siento que nosotros estuvimos entre los precursores del resurgimiento del Carnaval”.

Escribir, su otra gran pasión

Más allá del fútbol y el barrio, otra de las pasiones de Felipe Evangelista es escribir. Autor de cinco libros, editados en forma independiente, Toto señala que “yo estudié en la 10 y en el Vieytez, y recuerdo que a los 12 años gané un premio del Instituto Sanmartiniano por un trabajo sobre el prócer, siempre me gustó escribir, y me entretenía haciendo acrósticos, hice más de 350, y participé en varias ferias del libro con estas creaciones”.

Felipe historia de vida

Pero además, Felipe es autor de varios libros: “Tablón y Caviar” (dedicado a su hermano), “que era un paralelo entre mi vida de barrio y cuando fui presidente de Ferro, con otros desafíos”; “Versos a Caballito”, una colección de poemas y letras de canciones referidas a imágenes barriales, “Días contados”, una colección de cuentos; y “La Guerra de los Monumentos”, que en dos volúmenes narra una historia de fantasía centrada en la polémica por el traslado de los monumentos de Colón y Juana Azurduy, en un marco bien porteño”.

Pero Toto también despunta el vicio de la escritura como autor de letras. Dice que “tengo varios tangos y canciones, algunos de ellos musicalizados por Nicolás Abosky, un músico que suele tocar en el Viejo Buzón, y por José María Gianelli, un hincha de Ferro que vivía en Canadá, y con quien compusimos en conjunto aún desafiando las distancias”.

Completa que “con él compusimos “El Banderín Gastado”, que lo grabó una cantante mexicana, y que figuró en una producción canadiense llamada Candombe de Montreal, y también compuse algunas letras relacionadas con el fútbol para el músico uruguayo Yabor”.

Hincha, socio y presidente de Ferro

Primero vino el hincha. Luego, el socio al que sus padres lo inscribieron para que hiciera deportes. Transitó semana por medio los tablones de la tribuna verdolaga y también lo acompañaba de visitante. El caso es que Toto Evangelista se involucró tanto con la vida de su club que en 1993 le tocó la enorme responsabilidad de reemplazar nada menos que a Santiago Leyden en la presidencia.

Señala que “ser presidente de un club no es fácil, sobre todo reemplazando a alguien como Santiago. Creo que intenté hacer las cosas bien, aunque estuve en años difíciles, con mucho ajuste y éxodos de socios, entre 1993 y 1996, pero el equipo aún jugaba en primera”.

Hoy, Toto sigue vinculado al fútbol, preside el Círculo de Directivos y Ex Directivos del Fútbol Argentino, conduce desde hace 20 años las transmisiones partidarias de su querido Ferro, por radio República, y además señala, orgulloso, que en una ‘’época era el letrista de las canciones de la hinchada”. Sobre esto, relata que “hice una letra basándome en la música de La Reina de la Canción. Me emocioné cuando fuimos a jugar al Maracaná, durante la Copa Libertadores, en el 85, y por TV solo se escuchaba el canto de nuestra hinchada con esa letra, que luego adoptaron otras hinchadas”.

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