Lo hizo en el Ángelus, luego de la misa de canonización de nuevos santos de la Iglesia Católica, Francisco recordó que ellos "vivieron como Jesús".
En el rezo del Ángelus el Papa Francisco renovó este domingo el llamado a la oración por los países en guerra. “Sigamos rezando por los pueblos que sufren a causa de la guerra -los mártires de Palestina, Israel, Líbano, los mártires de Ucrania, Sudán, Myanmar y todos los demás- e invoquemos para todos el don de la paz ”, pidió el Pontífice.
El Santa Padre recibió esta semana una delegación encabezada por el exprimer ministro israelí Ehud Olmert y el exministro de Relaciones Exteriores palestino Naser al Kidwa, sobrino del histórico líder Yaser Arafat, con el objetivo de iniciar un plan de paz para acabar con la guerra de Gaza y hallar una solución al conflicto palestino-israelí.
Así lo expresaron las parte durante la reunión que mantuvieron con el jefe de la Iglesia Católica.
Por la mañana, el Papa presidió la misa de canonización durante la que proclamó santos al sacerdote Manuel Ruiz López y a siete compañeros de la Orden de los Frailes Menores, junto a tres laicos maronitas, hermanos entre sí: Francisco, Mooti y Raphael Massabki.
Francisco, como es habitual, utilizó una fórmula en latín para proclamar su santidad y pidió que fuesen inscritos en los libros de los santos de la Iglesia.
"Continuamos la obra de Jesús en el mundo. Bajo esta luz podemos recordar a los discípulos del Evangelio que son hoy canonizados. A lo largo de la agitada historia de la humanidad ellos fueron siervos fieles, hombres y mujeres que sirvieron en el martirio y la alegría, como el hermano Manuel Ruiz López y sus compañeros", dijo el Papa en la ceremonia de canonización.
Todos fueron asesinados por odio a la fe en Damasco (Siria) entre el 9 y el 10 de julio de 1860, en una época de terrible persecución contra los cristianos por parte de los drusos chiitas. Los restos mortales de estos once mártires -que pudieron ser recuperados tras la masacre- se conservan en la capilla de la iglesia latina dedicada a san Pablo en pleno centro de Damasco.
En la ceremonia solemne de este 20 de octubre, Francisco canonizó también al italiano Giuseppe Allamano, que en 1901 fundó el Instituto de los Misioneros de Consolata, a partir del santuario mariano de Turín del que era rector, dedicado a Nuestra Señora de la Consolata. Pío XII le pidió que creara también una sección femenina: las Hermanas Misioneras de la Consolata.
Asimismo, proclamó santas a la italiana Elena Guerra, fundadora de la Congregación de Oblatas del Espíritu Santo, conocidas también como las hermanas de santa Zita; y a la canadiense Marie-Léonie Paradis (nacida Virginie Alodie), fundadora de la Congregación de las Hermanitas de la Sagrada Familia.
En su homilía, el Papa Francisco recordó que los nuevos santos vivieron como Jesús, buscando el servicio y no el poder o el reconocimiento. "La fe y el apostolado que llevaron a cabo no alimentaron en ellos deseos mundanos ni ansias de poder sino que, por el contrario, se hicieron servidores de sus hermanos, creativos para hacer el bien, firmes en las dificultades, generosos hasta el final", dijo. Además, insistió en que "el servicio es el estilo de vida cristiano".