Se trata de una mujer de 24 años y otra de 63. La obra de Leonardo Da Vinci ya había sido atacada en mayo de 2022, cuando le arrojaron un pastel de crema.
Un grupo de activistas climáticos evadió este domingo la seguridad del Museo del Louvre en Paris y le tiró sopa al cuadro de La Gioconda, una de las obras de arte más famosas del mundo.
Las dos mujeres, que fueron filmadas durante su acción que duró casi dos minutos, arrojaron la sopa de color naranja y rápidamente pasaron por debajo de las barreras que rodean el cuadro. Esa pintura ya había sufrido un ataque de estas características en 2022, cuando un visitante le untó glaseado por todo el vidrio protector.
La obra de Leonardo Da Vinci atrae a millones de visitantes todos los años para posar junto a la sonrisa más enigmática de la historia. El cuadro mide poco más de 77 centímetros de alto y 53 de ancho.
Las mujeres forman parte de un grupo denominado Riposte Alimentaire (Respuesta Alimentaria) a favor de la alimentación sostenible.
Ambas manifestantes pasaron por debajo de las barreras que rodean la obra mientras lanzaban en voz alta sus reivindicaciones. "¿Qué es lo más importante? ¿El arte o el derecho a una alimentación sana y sostenible? Nuestro sistema agrícola está enfermo", gritó una de las mujeres mientras cometía el acto vandálico.
El grupo Riposte Alimentaire se atribuyó este ataque en su cuenta de la red social X (antes Twitter) e identificó a las dos activistas como mujeres de 24 y 63 años.
Asimismo, afirmó que a través de esta "acción no violenta" exigen "el establecimiento de una Seguridad Social Alimentaria Sostenible".
La capital francesa ha sido testigo de protestas de agricultores en los últimos días. Los manifestantes piden el fin del aumento de los costos del combustible y la simplificación de las regulaciones; el viernes bloquearon carreteras clave de entrada y salida de París.
La historia de La Gioconda no se resume solo en estos actos vandálicos. El cuadro de la Mona Lisa ha estado protegido por un cristal de seguridad desde principios de la década de 1950, cuando fue dañado por un visitante que le echó ácido. En 2019, el museo dijo que había instalado un vidrio a prueba de balas más transparente para protegerlo. En 2022, un activista arrojó pastel al cuadro e instó a la gente a "pensar en la Tierra".
El cuadro fue robado del Louvre en 1911, cuando Vincenzo Peruggia, empleado del museo más visitado del mundo, se escondió durante la noche en un armario para llevarse el cuadro.
Fue recuperado dos años después, cuando intentó venderlo a un anticuario en Florencia, Italia.
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