Los exiliados anticastristas se congregaron en el emblemático café Versailles esta madrugada, apenas se divulgó la noticia de que Castro había fallecido. Allí bailaron, bebieron y rociaron champaña, cantaron consignas tales como "P'arriba, p'abajo, Fidel p'al carajo", "Qué viva Cuba libre" y "Raúl, tirano, vete con tu hermano".
Mientras tanto, varios de los manifestantes lanzaron fuegos artificiales y otros hicieron sonar insistentemente las bocinas de sus automóviles. Los dirigentes de las organizaciones de exiliados cubanos no se hicieron ver en los alrededores del Versailles -un café ambientado como los de La Habana precastrista- ni respondieron consultas periodísticas.
LEA MÁS: En cambio, el alcalde de Miami,
Tomás Regalado, participó de los festejos y afirmó que "no se celebra la muerte de un ser humano, se celebra la muerte de un dictador". "Así como se celebró la muerte de un Hitler, estamos celebrando la de alguien que hizo mucho daño a cuatro generaciones de cubanos", agregó el funcionario. En tanto, los tres congresistas (diputados) de origen cubano por el estado Florida, todos ellos del
Partido Republicano, coincidieron en celebrar la desaparición de Castro.
"Después de tantas décadas de opresión, el tirano Castro está muerto y un nuevo comienzo puede finalmente amanecer en
Cuba y su gente", dijo Ileana Ros-Lehtinen.
Carlos Curbelo sostuvo que "el fallecimiento del dictador pone punto final a un largo y doloroso capítulo en la historia de Cuba".Por su parte, Mario Díaz Balart -sobrino de la primera esposa de Castro, Mirta Díaz Balart- pidió al presidente electo, Donald Trump, que escuche las recomendaciones de los legisladores cubano-estadounidenses acerca de la política a seguir con respecto a Cuba.
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