Se encontró una estructura de piedra en forma de barco con evidencias de rituales y, además, restos de oropimente (un mineral del este de Turquía), que indica el comercio de los vikingos en Islandia.
Surtshellir, una cueva de lava de más de un kilómetro y medio de largo ubicada en Islandia, fue el escenario de numerosos actos rituales llevados a cabo por los vikingos con la esperanza de evitar el fin del mundo.
Según los expertos de la revista científica Journal of Archaeological Science, esta creencia por parte de los guerreros nórdicos de que esta cueva estaba destinada a salvar la destrucción del mundo, comenzó luego de que presenciaran el evento que le dio origen: una gran erupción volcánica.
Según los expertos en arqueología, el volcán entró en erupción hace casi 1.100 años, poco después de la colonización de Islandia por los vikingos.
"El impacto de esa erupción debió haber sido inquietante y haber planteando desafíos existenciales para los colonos recién llegados a Islandia", declararon en el estudio.
Poco después de que la lava se enfriara, los vikingos entraron a la cueva y construyeron una estructura en forma de barco con las rocas, donde quemaban huesos de animales domésticos. Los investigadores consideran que se trataba de sacrificios para calmar la furia de Surtr, un gigante que, de acuerdo con la mitología nórdica, mataría a todos los dioses y "envolvería al mundo en llamas" en el evento apocalíptico conocido como Ragnarök.
Cerca de la estructura fueron hallados restos de oropimente (un mineral del este de Turquía utilizado para decorar objetos, pero extremadamente raro en zonas tan norteñas) y tres abalorios provenientes de Irak.
Los investigadores sugieren que estos productos pudieron haber llegado a Islandia a través de rutas comerciales entre los vikingos y el Medio Oriente, y que fueron depositados en la cueva para apaciguar a Surtr o para fortalecer a Freyr, un dios vikingo de la fertilidad que, según la mitología, lucharía contra Surtr durante el Ragnarök.
En el estudio también se subraya que, pese a que Islandia se convirtió al cristianismo hace unos 1.000 años y las personas ya no depositan objetos en la cueva, esta nunca dejó de ser asociada con el fin del mundo, pues ahora la tradición islandesa considera que la cueva es "el lugar donde Satanás emergerá el Día del Juicio".