Favorito en las encuestas para vencer en primera vuelta la elección, Lula se encamina a la segunda detención en su vida, luego de la ocurrida en 1980, cuando en Sao Bernardo do Campo la dictadura lo detuvo por un mes por hacer huelgas.
Después de la decisión del Tribunal, el juez Sérgio Moro dispuso el jueves su detención y le dio como plazo 24 horas para que se entregue voluntariamente.
El ex presidente fue condenado en dos instancias por haber recibido un departamento en propiedad oculta de la empresa constructora OAS en la playa de Guarujá, litoral de San Pablo, como parte de los ingresos ilegales que recibía el PT para sus campañas. En la madrugada del jueves, la Corte Suprema no aceptó el habeas corpus presentado por el ex Jefe de Estado.
Lula acusó a Moro ante el comité de derechos humanos de la ONU por persecución.
En un comunicado, el PT afirmó que “la parcialidad de la justicia es clara en Brasil, la persecución sigue pero no nos podemos desanimar”.
“Nelson Mandela fue perseguido, preso y puesto en el ostracismo. Así y todo volvió y liberó a Sudáfrica de un régimen cruel”, dice un Twitter del PT.
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