La industria de cruceros retomó sus actividades esta semana tras las prolongadas restricciones por la pandemia de coronavirus, con el cruce de la embarcación MSC Orchestra, que partió desde Venecia para recorrer el mar Mediterráneo. Pero antes se topó con la manifestación de decenas de personas en el puerto y en pequeñas embarcaciones gritando consignas en su contra.
Alrededor de 1.500 vecinos, según los organizadores, protestaron este sábado en Venecia ante la llegada del primer crucero después de dieciocho meses, con cientos de manifestantes en tierra y una pequeña armada de botes en los canales izando banderas contra las grandes naves que erosionan el frágil ecosistema de estas aguas.
"Estamos aquí porque estamos en contra de este paso, pero también en contra de un modelo de turismo que está destruyendo la ciudad, expulsando a los residentes, destruyendo el planeta, las ciudades y contaminando", opinó Marta Sottoriva, una veneciana de 29 años.
En la otra cara de la moneda, las autoridades portuarias, sus trabajadores y autoridades de la ciudad, dieron la bienvenida al crucero, como un símbolo de la reactivación económica.
"Estamos felices de estar de regreso para reiniciar los motores. Nos preocupamos mucho por Venecia y hemos estado pidiendo una solución estable y manejable para los barcos durante muchos años", afirmó Francesco Galietti, director nacional de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA).
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En mayo pasado, el Parlamento italiano convirtió en ley un decreto que establecía la convocatoria de una licitación pública para incentivar proyectos de construcción de puntos de amarre para buques de más de 40.000 toneladas, dedicados al transporte de pasajeros. Hasta el momento, la licitación para su construcción ni siquiera ha sido anunciada.
Desde hace tiempo, organizaciones y ciudadanos piden al Ejecutivo italiano que construyan un puerto alternativo. Entre las opciones está San Niccolò, en el Lido, para que los turistas vayan a Venecia en transbordadores.
La solución temporal podría no estar lista hasta el próximo año. Así que por el momento seguirán entrando por el canal de la Giudecca y superando la plaza de San Marcos hasta atracar en el puerto del centro histórico de la ciudad, para el enfado de muchos venecianos que temen que el parón por el virus haya sido solamente una pausa.
Pese a la protesta de los ambientalistas, el MSC Orchestra partió de Venecia con unos 1.000 pasajeros con destino a ciudades como Bari, Corfú, Mikonos o Dubrovnik.
Cabe destacar que la batalla por los cruceros que zarpan y llegan a Venecia se intensificó después del incidente con el Costa Concordia. En 2012, este se hundió frente a Toscana, causando la muerte de 32 pasajeros y tripulantes. Hace dos años, otro crucero, el MSC Opera, chocó contra un muelle y un barco turístico, hiriendo a cinco personas mientras maniobraba a través del Canal de Giudecca.