El presidente de Brasil fue llevado en las últimas horas al Hospital Sirio-Libanés, sitio donde le realizaron distintos estudios y luego le dieron el alta. Suspendió momentáneamente su agenda y crecen las dudas sobre la posibilidad de que se presente para un nuevo mandato en 2026.
Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, fue hospitalizado en las últimas horas luego de sufrir episodios de vértigo. De acuerdo con los informado por el Hospital Sirio-Libanés, sitio donde concurrió el mandatario de 79 años, el político fue dado de alta este mismo lunes después de ser diagnosticado con laberintitis, un problema del oído interno, y ya descansa en la residencia oficial.
A través de un comunicado, el centro de salud detalló que Lula se había sometido a distintos análisis de imagen y de sangre, cuyos resultados estuvieron dentro de los límites normales. La laberintitis es una inflamación del laberinto en el oído interno, el cual es responsable de la audición y el equilibrio.
"El presidente Luiz Inácio Lula da Silva fue sometido a exámenes médicos después de manifestar vértigo y ya se encuentra en la residencia oficial, en reposo", comunicó la Presidencia en una nota. Una fuente del gobierno que habló con AFP bajo condición de anonimato confirmó que el mandatario "canceló parte de su agenda" debido al malestar.
El episodio se suma a las más recientes preocupaciones en cuanto a la salud del jefe de Estado, situación que genera un signo de interrogación en torno a su probable candidatura a la reelección durante las votaciones de 2026. Entre los problemas de salud del mandatario, uno de los más graves fue la caída que sufrió en el baño de la residencia presidencial el pasado 19 de octubre.
Casi dos meses después, Lula tuvo que ser trasladado a Sao Paulo para someterse a una cirugía después de presentar dolores de cabeza causados por una nueva hemorragia en el cráneo. Finalmente, fue dado de alta el 15 de diciembre del año pasado.
La delicada operación que debió atravesar el presidente de Brasil reavivó los interrogantes sobre la salud del mandatario, no solo por su disposición para poder enfrentar la segunda mitad de su tercer gobierno, sino también por todo lo relacionado con su aptitud para competir por un nuevo mandato.
La prensa y algunos analistas del país vecino trazaron un paralelismo entre la situación de Lula, quien eventualmente comenzaría una cuarta presidencia en 2027 con 81 años, y la del exmandatario estadounidense Joe Biden, cuya condición física deteriorada fue cuestionada y expuesta durante la campaña presidencial del año pasado, al punto que se terminó viendo forzado a desistir en medio de la carrera.
El líder brasileño suele mostrarse vital en sus redes sociales, compartiendo en sus posteos las distintas rutinas de ejercicio que realiza. Además, se casó poco antes de disputar la presidencia en 2022 con la actual primera dama, Janja da Silva, una mujer veinte años más joven que él y quien suele ser considerada por el mandatario como "la fuente de su rejuvenecimiento".
En 2011, Lula fue diagnosticado con un cáncer de laringe que superó con un tratamiento de radio y quimioterapia. Dos años después, en tanto, pasó por una intervención quirúrgica invasiva en la que se le colocó una prótesis para atacar frecuentes dolores de cadera.
Pese a estos antecedentes, el presidente viene manteniendo una agenda activa desde su retorno al poder, con viajes oficiales a países como China, Japón, Rusia y Vietnam. En enero de este año, tras declarar que se encontraba recuperado, retomó su rutina de actividades diplomáticas y reuniones con autoridades locales e internacionales.
En paralelo, su adversario en los comicios de 2022, el expresidente Jair Bolsonaro, también enfrenta problemas de salud. En abril pasado, el político de 70 años se sometió a una nueva cirugía abdominal como secuela del atentado con arma blanca que sufrió en 2018 durante un acto de campaña. A pesar de estar inhabilitado políticamente y enfrentar procesos judiciales, viene declarandodo que espera postularse nuevamente en 2026.
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