Arqueólogos de la República Checa hallaron los restos de un clavo que, según creen, podría ser uno de los utilizados para crucificar a Jesucristo. El antiguo clavo se encontraba escondido en una habitación secreta, descubierta este año durante una investigación arqueológica en la Iglesia de San Giles, ubicada en la pequeña localidad de Milevsko, a unos 70 kilómetros al sur de Praga.
El clavo, que mide seis centímetros y está decorado con una pequeña cruz con incrustaciones de oro de 21 quilates, se guardaba en una caja de madera con ornamentos de oro y plata. Los expertos establecieron que parte de la madera de la que se fabricó pertenece al período comprendido entre los años 260 y 416 d.C., según informó el mediocheco Idnes.
La tapa maciza de la caja estaba originalmente hecha de oro y llevaba forjada la inscripción 'IR'. Según opinan los investigadores, estas letras podrían ser la abreviatura latina de Iesus Rex, es decir, Jesucristo.
Otro hecho que llevó a los investigadores a considerar la hipótesis de que el clavo pudo ser usado en la crucifixión de Jesucristo es que el oro, durante la Edad Media, era un metal extremadamente raro y solo se usaba en la fabricación de cosas completamente excepcionales en su rareza, precio e importancia.
Si bien el descubrimiento podría ser de gran importancia para la ciencia arqueológica, los investigadores aún necesitan hacer más estudios para determinar la edad exacta del clavo y comprobar la versión de su supuesto uso en la crucifixión de Jesucristo.
Fuente: RT
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