Aunque históricamente las Pascuas marcan un pico de ventas en las panaderías, a partir de distintos productos típicos, este año será diferente en una gran cantidad de esos comercios del distrito.
“El panorama es sombrío”, reconoció a este medio el apoderado del Centro de Industriales Panaderos Unidos (CIPU) Matanza Sur, José Ramón Hernández, entidad que agrupa a 135 panaderos de Virrey del Pino, González Catán, Gregorio de Laferrere, Isidro Casanova y San Justo.
Para evitar una mayor caída de ventas de uno de los productos tradicionales en esta fecha, la rosca de pascua, los panaderos han optado por elaborar una en versión “económica”, literalmente devaluada, sin higos ni guindas, y que en la presentación de 400 gramos cuesta 100 pesos.
En el caso de la rosca “tradicional”, con las frutas mencionadas, el costo se eleva al doble, 200 pesos.
Hernández fue pesimista sobre lo que ocurrirá en estos días en las panaderías, al vaticinar que las ventas se reducirán al mínimo “porque hay muchas amas de casa que optan por hacer ellas mismas las roscas de pascua”, al tiempo que se quejó de la competencia ilegal “que prescinde de condiciones de higiene y tiene empleados no declarados, y que entonces puede vender a un precio menor”.
La crisis económica golpea a Isidro Casanova
Justamente Hernández señaló que “uno de los mayores costos que enfrentan las panaderías son los aportes por cada trabajador, a cada panadero le cuesta entre 40 y 45 mil pesos, pero el obrero percibe 12 mil pesos menos”.
“Además le debemos sumar las erogaciones por los servicios, como luz y gas, y en muchos casos los alquileres, la situación se vuelve muy complicada”, puntualizó.
En tanto, respecto al costo del insumo básico de toda panadería, la harina, el apoderado del CIPU precisó que “sigue aumentando”, y la bolsa de harina, que en enero de 2018 costaba 200 pesos, ahora pasó “a entre 850 y 950 pesos”.
Tras las Pascuas, el panorama continúa siendo poco alentador, y representantes del sector de toda la provincia coinciden en que este será un año más difícil que el pasado para el sector.
Apuntaron que al aumento del precio de la harina se le suma el que registra otros insumos, como margarina, grasas, manteca y azúcar -”cada 15 días o menos cambian las listas que nos mandan los proveedores”- que no se pueden trasladar al consumidor, ya que cada vez que se aplica un ajuste en los valores, disminuyen las compras.
Y advirtieron que en todo el ámbito bonaerense se registra el fenómeno de locales que aparentemente cierran, pero continúan produciendo, aunque sin los controles que siguen teniendo los restantes