Comerciantes de Villa Luzuriaga expresaron su preocupación por los asaltos que se registran en sus locales, luego del ataque registrado en una granja y pescadería, en el que un empleado fue duramente golpeado.
La zona comercial de Luzuriaga por excelencia, que se desarrolla en Ignacio Arieta, cuenta con varios sectores donde se agrupan los locales de distintos rubros, y tradicionalmente es considerada una área tranquila, ya que los compradores mayoritariamente son de la zona.
Pero en los últimos tiempos la calma se ha ido, y desempeñarse en el mostrador de cualquier local expone a ser asaltado. “Hoy es en un comercio, mañana en otro ubicado a 20 metros y pasado en otro situado a 40 metros”, graficó la empleada de una perfumería, quien como otros trabajadores consideran como “normal” haber sido víctimas de un robo.
Pero en los últimos días a la preocupación constante se le sumó el temor: los empleados que se desempeñan en la granja y pescadería El Gallego -situada en Arieta al 1900, en el límite entre Luzuriaga y San Justo, a pocas cuadras de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) y de la sede San Justo del Hospital Italiano- sufrieron un violento asalto, que pudo tener las peores consecuencias.
Y se trató incluso de un robo insólito: uno de los delincuentes era un cliente del comercio, junto a otros integrantes de su familia, que vive en las inmediaciones.
Pablo y Elizabeth, conmocionados aún por la dura experiencia que sufrieron el viernes pasado, contaron a La Matanza detalles del hecho.
“Llegaron caminando a eso de las 9, cuando recién acabábamos de abrir, y con dinero en la mano me pidieron 2 kilos de milanesa. No sospeché nada, porque uno de ellos había venido a comprar varias veces, y la última había sido una semana antes. Pero de repente saltó el mostrador, y con un cuchillo en mano me exigió que le entregara el dinero”, recordó Pablo.
El otro delincuente siguió los pasos del primero, y lograron inmovilizar a Pablo, quien intentó resistirse, golpeándolo con una manopla en la cabeza, lo que provocó su caída al suelo. Después, “nos llevaron a la parte de atrás y nos ataron las manos y pies con cinta scotch que tenemos en el comercio”.
Por su parte Elizabeth señaló que fue “un momento muy feo, estaban muy agresivos, indudablemente bajo el efecto de la droga. Uno le decía al otro ‘cortale un dedo’, ‘tirale un tiro’, insultos permanentes, como ‘no me mires hdp’, mientras a Pablo lo golpeaban en la cabeza”.
Los sujetos se llevaron el dinero destinado a la compra de mercadería, también mercadería, los celulares de los empleados y un equipo de música “pero sin el cable, que lo usaron para atarme”.
Y por lo que pudieron saber, ya que demoraron un tiempo en desatarse, los delincuentes salieron caminando y luego aceleraron su paso, en dirección al Camino de Cintura.