Me refiero al sostenido incremento en el consumo de bebidas alcohólicas por parte de menores de edad y sus graves consecuencias.
De esta situación no pueden eximir su responsabilidad las autoridades públicas y
sobre todo las empresas productoras y vinculadas con la industria de bebidas alcohólicas junto a sus socias con mejor prensa y menores escrúpulos: las agencias publicitarias.
Hay abundante literatura que demuestra que la publicidad de bebidas alcohólicas es uno de los muchos factores que tienen el potencial para alentar a los adolescentes a beber (ANDERSON, P. 2009).
Son reiteradas las evidencias que muestran el impacto que la publicidad de bebidas alcohólicas tiene, tanto en los hábitos de consumo, como en las actitudes hacia el alcohol. En los últimos años la estrategia de marketing de las empresas alcoholeras se ha dirigido fundamentalmente a los jóvenes, convertidos en el segmento estratégico de sus principales campañas publicitarias.
Imitando la exitosa política de marketing impulsada por la industria tabaquera, la industria alcoholera vió en adolescentes y jóvenes una cantera de potenciales bebedores a los que deseaba fidelizar en el consumo de estos productos. La publicidad persigue presentar el consumo de alcohol como una conducta normalizada (contribuyendo con ello a reducir la percepción del riesgo que entraña su consumo), como un rasgo característico de la identidad juvenil y estrechamente vinculado con la fiesta y la diversión. Los mensajes implícitos que trasmite la publicidad son que 'todos los jóvenes beben', 'para ser un joven actual hay que beber' o 'sólo la gente rara no bebe'.
Es tal la fuerza de esta asociación que la publicidad ha conseguido que muchos adolescentes y jóvenes consideren que su integración social puede verse amenazada si optan por no beber alcohol.
Hay que considerar además que En este etapa, algunas estructuras cerebrales no han terminado de desarrollarse por lo cual para los adolescentes hay algunas funciones imposibles de realizar, a menos que hayan tenido un desarrollo temprano de dichas estructuras. Nos referimos a los lóbulos frontales, que son los encargados de que podamos detenernos a pensar antes de actuar, a pensar en las consecuencias de nuestros actos, a planear nuestro futuro, a tener conciencia social, a controlar el instinto agresivo y el sexual, a ponernos en los zapatos del otro, y nos frenan para no hacer cosas de las cuales nos arrepentiremos.Un blog especializado nos cuenta con detalles las consecuencias de la ingesta de alcohol:
- El alcohol es adictivo para todos y cuando se inicia su consumo antes de los 18 años aumenta 5 veces la probabilidad de que se genere una adicción.- Los adolescentes corren un riesgo mayor que los adultos a desarrollar enfermedades como la cirrosis del hígado, pancreatitis, infartos hemorrágicos y algunas formas de cáncer.
- Los adolescentes que consumen alcohol están más expuestos a iniciar actividad sexual temprana, situación que los expone a un mayor riesgo de contagio con el virus del SIDA, las
enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados. De igual modo, incrementan la
probabilidad de verse afectados por la impotencia y la disfunción eréctil.
-Los adolescentes que abusan del alcohol son 4 veces más vulnerables a la depresión severa que aquellos que no tienen un problema de alcohol.
- El consumo de alcohol entre adolescentes ha sido asociado con muertes por suicidio y accidentes de tránsito.
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Al ser un depresor del sistema nervioso central, lentifica funciones cognoscitivas (percepción y juicio), motoras (equilibrio y reflejos), y emocionales (sensatez y madurez).-El alcohol afecta la absorción de nutrientes en el intestino delgado siendo esto contraproducente para el período de crecimiento en el que se encuentran los adolescentes.
-El alcohol incrementa la vulnerabilidad de los jóvenes frente al consumo de otras sustancias
adictivas.
-Existe una correlación importante entre el consumo de alcohol y la violencia. Como efecto de la
embriaguez no se piensa en las consecuencias de los actos o estas dejan de importar y el bloqueo
de las funciones frontales del cerebro incrementa la agresividad. Pueden involucrarse en riñas callejeras, en pandillas y en actividades delictivas.
-El inicio de consumo de alcohol en la adolescencia incrementa 4 veces la probabilidad de padecer trastornos de personalidad e incrementa al doble el riesgo de ser alcohólico antes de los 24 años.