La victoria anunciada a Haití que no deja de ser una anécdota olvidable, se inscribió en la despedida formal de la Selección antes de viajar a Europa para completar su preparación. Plantear que se puede esperar de Argentina en el Mundial es un escenario obligado e incierto. Detrás del voluntarismo, se asoman todos los interrogantes. La necesidad de atrapar un funcionamiento y la ilusión de encontrar el equipo en pleno desarrollo de la competencia.

Se despidió la Selección de la Argentina. El triunfo por 4-0 a Haiti en La Bombonera con tres goles de Messi y el restante de Agüero, es anecdótico. No suma ni resta. Pura formalidad. Agotada esta instancia, se perfila un interrogante ineludible: ¿qué se puede esperar de la Selección en el Mundial de Rusia? La pregunta es demasiado amplia. Casi abstracta. Y elemental. Pero a la vez inevitable.

Es la pregunta que se debe hacer toda la comunidad del fútbol argentino. Con Jorge Sampaoli y el plantel incluido. La respuesta tiene el serio riesgo de ser voluntarista. De obedecer más a los deseos que a las últimas señales que dejó la Selección en su breve gira por Europa, después de ganarle a Italia 2-0 en Manchester y perder 6-1 frente a España en Madrid.

Es cierto, los antecedentes y los partidos previos no deciden la marcha de una Selección en un Mundial. Argentina, dirigida por Carlos Bilardo llegó a México 86 envuelta por un aire catastrófico y se consagró campeón con un Maradona angelizado. Por otra parte, en Japón y Corea 2002, Argentina bajo la conducción de Marcelo Bielsa parecía ser una fija y terminó siendo un auténtico fiasco, quedando afuera de la competencia en la fase de grupos.

En definitiva, no hay certezas, no hay fórmulas y no hay lecturas anticipatorias que incorporen verdades comprobables. El fútbol nunca incluyó verdades absolutas. Se fue construyendo sobre la marcha a partir de las jerarquías de los jugadores, sin negar el campo de acción que puedan desarrollar los entrenadores. Los buenos y los pésimos entrenadores.

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¿Sampaoli en que escenario está parado? No se sabe. Todavía no se sabe. Llegó a la Selección con viento a favor, producto de su buena labor en Chile y de una experiencia interesante en el Sevilla de España. Pero acá se lo conoce poco. O muy poco. Y como hablando está lejos de ser un buen orador, su idea no logró explicarla con la convicción y la riqueza necesaria. Esa inconsistencia o fragilidad argumentativa lo debilitó ante el ambiente y las distintas audiencias, que no son todas especializadas.

La idea central de Sampaoli es imponer iniciativas. Que el adversario de turno quede subordinado a las iniciativas de Argentina, más claras, precisas y contundentes cuando en el segundo tiempo ante Haití ingresaron Meza, Agüero y Pavón. ¿Cuáles son los contenidos de esas iniciativas? Intentar homogeneizar el control de la pelota lejos del propio arco. Un equipo corto, presión alta y búsqueda del mínimo espacio para que Messi arme y en lo posible defina.

Para cumplir esa demanda que combina el fútbol circular y vertical, se precisa algo esencial: construir un muy buen funcionamiento. El funcionamiento sin fisuras que por ahora la Selección no dispone, más allá de la goleada previsible a Haití. Lo que no significa que sobre el mismo arranque del Mundial no pueda encontrar una armonía colectiva. Sucedió y sucederá.

Hasta aquel maravilloso Brasil 70 de Jairzinho, Gerson Tostao, Pele y Rivelino con Clodoaldo tocando y gestando en el medio en una especie de versión total de Fernando Redondo, partió dos meses antes a México para evadirse de las críticas severísimas de la prensa brasileña, que destrataba al scratch e incluso dudaba de la actualidad física de Pelé a sus 29 años.

Di María Selección

¿Qué significación tiene el recuerdo magnético de Brasil 70? Que en el fútbol no se admiten pronósticos triunfalistas ni negadores. Más bien que se pueden hacer y se hacen con distintas ligerezas y oportunismos, pero no dejan de ser lecturas y análisis que se los termina devorando la realidad.

La Selección de Sampaoli “es una incógnita”, como aseveró el Flaco Menotti en la entrevista que concedió a DIARIO POPULAR publicada en papel y en la plataforma digital la semana pasada , pero esa “incógnita” no adelanta nada en particular. Es la “incógnita” revelada del fútbol. Y quizás es la ilusión más potente de Argentina. Que el equipo aparezca en el Mundial. Que allí se constituya. Que allí marque su rumbo. Y que el juego fluya.

Como quedó expresado, no sería la primera ni la última vez que una selección despojada de los grandes favoritismos sorprenda a los de afuera y también a los de adentro. Esa esperanza se mantiene en pie. Y con esa esperanza la Selección nacional se despidió de Argentina.

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