"Es una noche ideal, no se vaya a perder. Hoy vinimos a ver a Peluca May", cantaban unos locos felices, danzando mientras de fondo sonaba la introducción de los Queen. La gente claramente fue a ver la mística de Peluca May y por su puesto, la del gran Roger Taylor. Los dos tuvieron sus momentos. Inolvidables ambos, claro.
May una bestia. Tiró toda esa magia que tiene en los dedos, en la mente y en el corazón con su bella y legendaria "Red Special", esa guitarra hermosa que él mismo construyó con la ayuda de su viejo allá entre el '63 y '64 cuando no podría comprarse las Fender o Gibson de la época.
Y además de desplegar toda su grandeza a través de las seis cuerdas, Brian May hizo emocionar a todo GEBA. Después del comienzo demoledor con "One vision", "Another one bites the dust", "Fat bottomed girls", "In the lap of the gods", "Seven seas of rhye", "Killer queen", "Crazy little thing called love", "Somebody to love", el escenario quedó vacío. Y apareció May solo con la acústica de 12 cuerdas en mano...
"Buenas noches Argentina. Mi Buenos Aires querido", "This is incredible...". "Muchos años que no estamos acá...". Y largó "Love of my life". Piel de gallina es poco. Pero esa piel de gallina llegó a ser lágrimas cuando antes del estribo, apareció en la patalla gigante un video y la voz de Freddie cantando sobre la base de Brian.
Y después de hacer llorar a todos, Peluca agarró una camarita con un extensor e invitó a la gente a hacer una foto. "Big Buenos Aires Selfie", tiró. Y en el solo de guitarra, voló e hizo volar a todos. Otras dos de May: cerca del cierre, se puso ese atuendo dorado que parece que le robó a la abuela o a alguna tía; y para el final, se calzó una casaca de Argentina, con el símbolo de Queen en el pecho, y "Brian" en la espalda. Memorioso.
Roger Taylor, además de todo lo que generó su presencia arriba de la batería, también tuvo su momento glorioso. Primero, rompiéndola con el micrófono al frente del escenario en "It's a kind of magic", con su hijo Rufus Taylor en la batería. Tremenda voz la de Taylor. Y después en ese solo de bata increíble, en el que también tuvo un duelo muy divertido con su nene, que toca bien, pero bueno...Roger es Roger.
Un lugar imposible de llenarIgual, el show estuvo buenísimo. Sobre todo, la posibilidad única de ver a Brain May y Roger Taylor en la tablas. Hubo algunos problemas con el sonido -sobre todo en el comienzo- y otros detalles, pero nada empañó este retorno de Queen. Emotivo hasta las lágrimas...