Un viaje cósmico al mundo de las escalas y las sensaciones... Zakk Wylde volvió a la Argentina en formato acústico e íntimo y, después de un mano a mano con DIARIO POPULAR, el Vorterix explotó. Se vino abajo. Más allá de esas ganas locas y esa necesidad no satisfecha de escucharlo enchufado a los equipos con las válvulas detonadas, con empuje arrasador del bajo y la batería, igual estuvo poderosísimo. Y como no iba a ser así, si el el Vikingo Zacarías tiene tanto rock y metal en el cuerpo que no necesita de su orquesta eléctrica para descargar su todo arsenal de energía. Con el boliche de Alvarez Thomas y Lacroze "sold out", el viejo y querido Zakk repasó su carrera solista, las bellas canciones del disco "Book Of Shadows", de Pride & Glory y Black Label Society. ¡Inolvidable para los sentidos!
Dos sillas, un piano, unas mesitas para apoyar la bebida (para Zakk, después de sus problemas de salud, sin alcohol), banderas de Black Label, una intro con música bien sureña, dos violas apoyadas en los pies, y nada más. Qué otra cosa podría hacer falta. Alguno pensará, sí: la banda completa y escenario repleto de equipos. Pero esta gira de Zakk era en formato acústico, así que ese deseo quedará para cuando vuelva –como le anticipó a Popular- en el 2016 o principios del 2017. Mientras tanto, Argentina seguirá recordando el tremendo show íntimo que dio en el Vorterix.
Y lo recordará, porque Zakk con sus canciones con aire sureño y esa técnica perfectamente salvaje hizo que fuera inolvidable. El Vikingo, junto a su compañero de cuerdas Dario Lorina, la descosió mal. Se tocó todo. Un huracán de dedos sobre el mástil, es tan terrible como interminable. Saca tantas notas como si los trastes no se acabasen nunca, o como que no existieran. Pero ojo, el tipo no solo es velocidad y tecnicismo. También salvajismo y sentimiento puro. Cuando clava una nota, te pega directo en el corazón, y ahí comienza el viaje de las partículas.
Te lleva a volar. De repente viene con un clima cálido, armonioso, con esos vibratos consistentes, los bends, y enseguida pela un solo que no le ves los dedos. Recontra técnico, pero a la vez recontra desprolijo. Y ahí está su fórmula efectivísima. Es la personificación de las pentatónicas -mayores y menores-, de los ligados, de los apergios. Un crack de los tresillos (es la división de un tiempo en tres partes iguales), y así podríamos estar describiendo todas sus elecciones y ejecuciones todo el día. Zakk arma un mix bárbaro, en el que deja en evidencia todas esas influencias musicales que contó en la entrevista exclusiva con DIARIO POPULAR.
¿Faltó más distorsión más allá de que las pobres acústicas se bancaron todos los pedales? Sí. ¿Hubiera estado bueno que haga menos solos o más cortos, y más canciones? ¡Claro que sí! Pero bueno, era sabido que iba a ser así. A pesar de todo esto, Jeffrey Philip Wiedlandt o Zakk para los que aman, transportó mágicamente a todo Vorterix al mundo de las escalas y las sensaciones...