Los vecinos sienten la conexión más rápida al centro porteño y otras zonas y además los precios de los alquileres tuvieron una suba propia del beneficio de contar con el subterráneo.

Los vecinos de Parque de los Patricios la esperaron seis años. En el medio hubo anuncios de obras, paralizaciones, problemas presupuestarios y hasta correcciones en su trayecto. Pero el 4 de octubre de 2011 la línea H sumó a la estación Parque Patricios. A partir de allí, el barrio comenzó a conectarse con el Obelisco en poco más de 25 minutos. Comenzó a bajar la demanda de los colectivos que pasan por la zona y, a la vez, a sentir las comodidades de una terminal que cuenta con modernidades y espacios para el tránsito.

Ubicada en Monteagudo y Caseros, una de las esquinas del homónimo gran pulmón verde que tiene la Ciudad de Buenos Aires, comenzó a convertirse rápidamente en el punto de inicio para unir el sur con el norte de la manera más rápida y segura en la urbe. También en el centro neurálgico en el que se entrecruzan aquellos que van a trabajar, estudiar y pasear durante los siete días de funcionamiento de la red de subterráneos.

Esteban Suárez, de 25 años, utiliza el subte para ir a la facultad tres veces por semana y asegura que la estación ‘pocas veces está sucia y en verano tiene el aire’. ‘Lo que sí noto es que las baldosas amarillas están desgastados y quedaron así, no las repusieron más’, critica. Además de contar el servicio con un factor fundamental como las formaciones Alstom Metrópolis Serie 3002 que poseen aire acondicionado, ‘la de Parque Patricios’, como le dicen los vecinos, se distingue por un espacioso vestíbulo superior que conecta con los accesos a la calle y las plataformas, también de grandes dimensiones, para el ascenso y descenso de pasajeros, quienes pueden transitar sin estar apiñados.

‘Tomo el subte dos veces por día y la estación es muy cómoda. Se puede esperar muy bien y no se llena’, consideró María Luz, de 52 años, que toma de lunes a viernes el transporte para ir a trabajar.

‘Antes tardaba una hora y cuarto para llegar a Villa Urquiza, a mi trabajo. Desde que está el subte, más o menos cuarenta minutos’, señala, al tiempo que agrega: ‘Hay más iluminación desde que está la estación, eh. Antes había poca, casi oscura estaba la zona’.

Las escaleras mecánicas, los baños adaptados y el servicio de internet Wi-Fi son parte de las exigencias nuevas para la construcción de estaciones a nivel mundial, así como también las indicaciones en braille en los pasamanos de las escaleras y baldosas diferenciales en los andenes.

Juan Schiro, de 62 años, vive en Parque de los Patricios desde los ochenta. ‘Antes iba al parque y me encontraba a los mismos vecinos. Ahora voy con mi señora y veo gente nueva, turistas’, relata, al tiempo que agrega: ‘Le dio más vida al barrio’.

La presencia de subte y la llamativa estación hicieron que los precios de los alquileres aumentaran en su promedio. De acuerdo a un informe de Reporte Inmobiliario, los departamentos de uno y dos ambientes que se encuentran en torno a la terminal, tienen un valor de seis mil a siete mil pesos.

El tango tiene su mural. César Tito Lusiardo aquél bailarín del género, amigo de Carlos Gardel que incursionó en la radio, televisión y cine observa a los pasajeros desde uno de los costados, antes de que el subte entre al túnel.

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