Un verdadero calvario vive José Luis Gherardi, oriundo de la localidad de Puerto Esperanza, Misiones. Según denunció, en 2010, cuando aún vivía con su pareja, ella organizaba “fiestas negras” de las cuales participaban hombres y mujeres que abusaron, torturaron y violaron a sus dos hijos de dos y seis años ante la complicidad de la madre.
Cuando él se enteró, denunció a los responsables y le quitó la tenencia de los menores. La mujer, finalmente, abandonó el hogar y se fue a vivir fuera de la ciudad.
Sin embargo, meses después, la madre de los pequeños logró que Gherardi le otorgara la llave de la casa que compartían con el pretexto de que los niños se encontrarían más cómodos durante el régimen de visitas que había dictaminado un juez.
Pero fue todo una trampa: por venganza, vendió informalmente su casa a un gendarme que desde entonces ocupa la propiedad de manera ilegal. Ahora el damnificado fue notificado que debe más de cien mil pesos por las cuotas atrasadas de la adjudicación de la vivienda.
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“Cuando hice efectiva la denuncia penal por usurpación dejé de pagar las cuotas, quise esperar a que lo resuelvan, no me pareció justo seguir pagando por la vivienda que me adjudicaron pero que fue usurpada, creyendo que la recuperaría”, contó y agregó: “Puerto Esperanza es chico, me suelo cruzar con el gendarme que me usurpó mi casa, quien me hostiga y hasta manda cartas documentos porque a raíz de la denuncia que le hice no le pueden ascender dentro de la fuerza”.