Ocho hombres y una mujer fueron detenidos por personal de la División Contravenciones y Faltas de la Policía de la Ciudad en el marco del operativo de seguridad montado para el recital de Shakira, y encausados por asociación ilícita y estafas.
La Policía de la Ciudad puso fin a una banda de “trapitos de lujo” integrada por un agente penitenciario ligado a la barra brava de Vélez y un delegado gremial que cobraba por estacionar ilegalmente dentro de un hipermercado durante recitales en el estadio de Vélez Sarsfield.
Ocho hombres y una mujer fueron detenidos por personal de la División Contravenciones y Faltas de la Policía de la Ciudad en el marco del operativo de seguridad montado para el recital de Shakira, y encausados por asociación ilícita y estafas.
Al mismo tiempo, desde el Ministerio de Seguridad, se decidió aplicar una sanción de dos años de derecho de admisión a los estadios.
La organización cobraba ilegalmente entre 30 mil y 40 mil pesos por el estacionamiento en el hipermercado Carrefour, ubicado a unos cien metros del estadio, por fuera del circuito legal.
De acuerdo a los investigadores, esas maniobras se habrían estado desarrollando en los últimos recitales realizados en el estadio de Liniers.
Fue durante el operativo de seguridad por el recital de Shakira que los detectives lograron determinar el modus operandi y la integración de la banda.
Tras ser demorado y llevado hasta el gazebo de la Superintendencia de Investigaciones instalada en las afueras del estadio, un “trapito” empezó a quejarse, a decir que era de la barra de Vélez y a negar que cobrara por cuidar coches, sino que solo se dedicaba a mandar a los conductores que querían estacionar hasta el Carrefour cercano al estadio.
Para dar fe de lo que decía, mostró un papel pequeño con la palabra “sindicato”, ni más ni menos que la contraseña para entrar al estacionamiento del hipermercado.
Carrefour de Liniers, según sabían los policías, brinda en alquilar una cantidad de cocheras -serían unas 300- para cuando hay recitales en Vélez a la empresa Seeker Parking, que a su vez vende las plazas a través de su página web y a contrapago otorga al cliente un QR con el cual accede al estacionamiento.
Los detectives fueron hasta el hipermercado y vieron cómo se desarrollaba el procedimiento con quienes llevaban la contraseña con el papelito “sindicato”.
Los investigadores esclarecieron cómo era la trazabilidad y la tarea de cada uno de los nueve componentes de la maniobra.
Cuando llegaba el auto y el conductor le mostraba el papelito, dos empleados de la empresa de parking -que estaban allí para verificar el QR-, lo dirigían hacia el estacionamiento del subsuelo. Una vez abajo lo recibían otros dos empleados infieles, uno el encargado de Seeker Parking y el otro el encargado de seguridad de ese sector del hipermercado, y le indicaban al “cliente” a qué lugar del estacionamiento dirigirse.
Allí los recibía un agente del Servicio Penitenciario Federal y miembro de “La Pandilla”, la barra brava de Vélez, que cobraba los 30 mil o 40 mil pesos. También había otros dos empleados de Carrefour, fuera de su horario de trabajo, ayudando a acomodar los coches, cumpliendo órdenes del cobrador.
Tras la consulta a la Unidad de Flagrancia Oeste, a cargo del Dr. Corral Galvano, ordenó las detenciones y el secuestro de cada uno de los celulares que tenían, unos cien mil pesos que tenía el cobrador y la credencial del agente penitenciario.
Entre las protestas de algunos de los detenidos, uno de ellos admitió que “el que maneja todo es José”.
Como ya los teléfonos estaban en poder de la policía, los detectives se dedicaron a esperar al tal José, supuestamente el delegado gremial del sindicato de Comercio.
Ante la falta de respuestas de sus supuestos cómplices que ya no tenían los teléfonos, José fue al lugar donde lo aguardaban los oficiales, donde también quedó detenido.
Los nueve imputados fueron notificados de conformación de causa, en tanto avanza la investigación sobre una posible mayor integración de la organización delictiva.
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