Uno de los hombres más buscados por la DEA que estaba sospechado de esconderse en la
Argentina fue detenido anoche cuando cenaba en un restaurante porteño.
Uno de los narcotraficantes colombianos más buscados por la DEA que estaba sospechado de esconderse en la Argentina fue detenido anoche cuando cenaba en un restaurante porteño y trasladado a un centro de detención que era mantenido en reserva por las autoridades.
Henry de Jesús López, alias “Mi Sangre”, era uno de los narcos más buscados tanto en su país como por la DEA y tenía pedido de captura internacional. Después de una extensa investigación a cargo del Ministerio de Seguridad de la Nación, poco antes de las 22 de anoche López logró ser arrestado mientras cenaba en un restaurante del centro de la ciudad de Buenos Aires sin oponer resistencia. El narco colombiano fue trasladado a un centro de detención, del que se evitó dar mayores detalles. López, de 41 años, se inició en una pandilla y estuvo vinculado a la Oficina de Envigado, donde llegó a convertirse en lugarteniente del narco Diego Murillo, alias “Don Berna”.
Un fiscal de Medellín había pedido su captura por concierto para delinquir, tráfico y tenencia de armas, y la prensa de su país había informado en los últimos meses que planeaba negociar su entrega con la justicia de Estados Unidos.
Según los diarios colombianos, “Mi Sangre” tenía amenazados a varios parodistas de ese país y había demandando a un general por calumnias. Los Urabeños son una banda criminal creada por mandos medios de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) después de la desmovilización de esa organización paramilitar entre 2003 y 2006, y en la actualidad controlan el tráfico de drogas a través de la región de Urabá y zonas del Caribe. Varias figuras cercanas a López habían sido detenidas en los últimos tiempos, entre ellas, los hermanos John Fernando y Juan Diego Giraldo Usuga, y su contador, Edison Gómez Molina.
Condenados
Un hombre fue condenado ayer a la tarde a 20 años de prisión por intentar matar a dos policías bonaerenses que lo persiguieron luego de robar más de 14.000 pesos de un quiosco en pleno centro de La Plata, mientras que su sindicado cómplice recibió una pena de 8 años por el asalto. La condena la impuso el Tribunal Oral Criminal IV de La Plata, que condenó a Miguel Angel Palacios a 20 años por ‘tentativa de homicidios doblemente calificado por haberlo cometido contra un miembro de la fuerza policial y para lograr la impunidad del robo’