Roberto Vargas tenía 39 años y dos hijos. Era rengo y tenía la visión disminuida. Junto a dos cómplices entró a robar a un almacén. Su familia dice que fue "ejecutado". Para la policía, se resistió a los tiros.
La "versión oficial" da cuenta sobre un "delincuente abatido" al ofrecer resistencia a ser detenido, tras cometer un robo en un comercio de un barrio de la ciudad bonaerense de Azul, pero la familia de Roberto Vargas (39 años, discapacitado, padre de dos hijos y para todos conocido como "Tato") viene denunciando que se trató de una "ejecución", perpetrada por dos efectivos de la comisaría 1ª y su reclamo ante este caso de "gatillo fácil" está siendo acompañado por buena parte de la comunidad, demandando a las autoridades judiciales que se profundice la investigación sobre lo ocurrido.

La autopsia determinó que "Tato" Vargas recibió cuatro disparos, con trayectoria de arriba hacia abajo y con orificio de entrada y salida, como un primer indicio de un presunto fusilamiento. "Era rengo y tenía la visión disminuida a un solo ojo, las pericias demostraron que le dispararon nueve tiros, en lo que puede considerarse la aplicación de una pena de muerte encubierta en un supuesto enfrentamiento, que nunca quedó comprobado", señalaron desde la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) de Azul.

El episodio se registró el pasado sábado 9 de mayo, cuando Vargas, junto a otros dos sujetos, ingresó con fines de robo a un almacén, ubicado en las calles Necochea y Puán, de donde sustrajeron 100 pesos de la caja y escaparon en una moto, siendo corridos a pedradas por el comerciante y vecinos. A los pocos metros, solo uno de ellos fue interceptado por un móvil de la comisaría 1ª de Azul, donde se desplazaban los policías César Seba e Ignacio Gate, quienes habrían dado la voz de alto, para luego disparar contra el sospechoso.

Dos impactos en el pecho, uno en una pierna y otro en un brazo, excoriaciones en el rostro, golpes en la cabeza, una oreja destrozada, entre otras lesiones presentaba "Tato" Vargas, cuando ingresó al hospital Pintos, donde falleció a los pocos minutos. Según las autoridades policiales, fue baleado pues disparó contra los uniformados, desestimando la práctica de "gatillo fácil", aunque las pericias y otras evidencias estarían dando cuenta de un exceso en el accionar de los efectivos, que lo habrían "rematado, cuando ya estaba indefenso, en el piso", de acuerdo a la denuncia de su familia.

Tras presentaciones ante la Municipalidad y el Concejo Deliberante de Azul, con el acompañamiento de organizaciones políticas, sociales y defensoras de los derechos humanos, la madre del muchacho, Elsa Vargas, comenzó una cruzada por "verdad y justicia". Ya se concretaron algunas marchas por las calles de la ciudad, bajo la consigna "No más gatillo fácil: Justicia por Tato Vargas", "Sí a la justicia: No al fusilamiento. Familia y amigos de Tato Vargas". "César Seba e Ignacio Gate asesinos".

Contradicciones

En el expediente aparecen contradicciones, en relación al sumario policial confeccionado y la posterior investigación, a cargo del fiscal Luis Surget y la jueza de Garantías, Mariana Irianni. La mamá de "Tato" Vargas entregó una carta, solicitando el cambio de carátula, que figura como "averiguación de causales de muerte", hacia la calificación de "homicidio calificado", pero la familia aún carece de abogado que los patrocine, más allá de la ayuda que les brinda el letrado Fernando Wilheim de la APDH-Azul.

Ahora, se aguarda que el fiscal Surget (titular de la Unidad Funcional de Instrucción Nº 6 de Azul) tenga sobre su escritorio el resultado de los dermotest, a los efectos de poder determinar si dispararon los dos policías César Seba e Ignacio Gate, como así también sí Roberto Vargas accionó el pistolón de un solo tiro que portaba. Mientras tanto los señalados como "fusiladores" se encuentran en libertad, debido a que no fueron imputados y buena parte de la comunidad, a través de los medios de comunicación local, ha conocido detalles del procedimiento, inclusive con fotografías, en los que se ve a la víctima tirada en el piso, esposada, con signos de haber sido sometido a golpes y con los impactos de bala en su cuerpo.

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