La mujer y los hijos de Henry de Jesús López Londoño continuarán residiendo en nuestro país. Por lo menos hasta que se decida la situación del acusado de comandar la organización narco Los Urabeños. Buscan detectar sus conexiones locales.
La mujer y los hijos de Henry de Jesús López Londoño (41), alias “Mi Sangre”, seguirán viviendo en la Argentina, al menos hasta que se decida la situación del ex jefe paramilitar y acusado de comandar la organización narco “Los Urabeños”, detenido desde el martes pasado en la cárcel de Ezeiza por un pedido de extradición de los Estados Unidos.

Los familiares de “Mi Sangre” viven en una costosa y elegante vivienda del country Los Sauces de Nordelta, en Tigre, donde esporádicamente también residía el presunto jefe narco, quien también utilizaba otras casas en countries de Pilar, para evitar ser detectado por las fuerzas de seguridad que lo buscaban. Jorge, su empleado que lo acompañaba al momento de la detención en el acceso al restaurante Fettuccine Mario, también en Pilar, fue liberado el mismo día al comprobarse que no tenía ningún tipo de requerimiento judicial. Este hombre, que es argentino, conducía un auto marca Kia sin blindaje especial, cuando agentes de la Secretaría de Inteligencia y de la Policía Federal lo interceptaron y arrestaron. “Lo único que pido es que cuiden a mi familia”, fueron las únicas palabras que dijo López Londoño cuando se produjo la captura, según reveló una alta fuente consultada por DIARIO POPULAR.

Por ahora, “Mi Sangre” se opondrá a ser extraditado a los EE.UU., donde tendría que enfrentar cargos por narcotráfico. Para un Tribunal de Florida Sur, López Londoño sería el principal proveedor de cocaína del cártel de Los Zetas. Es más, aseguran que la noche de la detención habían acordado un encuentro con representantes de dicha organización criminal mexicana.

Lo más llamativo de “Mi Sangre” es que, en Colombia, no existe una acusación formal en su contra por narcotráfico, pese a que lo consideran uno de los mayores narcos del momento. En rigor, sólo tiene un pedido de declaración desde el año 2005 en el marco del proceso de desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), cuando se acogió al plan Justicia y Paz, tras un acuerdo con el gobierno de Alvaro Uribe.

“Mi Sangre” (cuyo llamativo apodo se lo impuso un ex compañero de la organización terrorista paramilitar y hace alusión a una expresión que sería como decir “mi hermano”, “mi familiar”) integró el violento Bloque Capital de las AUC. Si bien reconoce su pasado como paramilitar, niega todo tipo de vínculo con el narcotráfico. Y lo más sorprendente de la historia fue que en el año 2008, según comentó su abogado Carlos Olita, su esposa y su hijo mayor fueron recibidos en la Argentina como asilados políticos. El segundo hijo, que tiene apenas 8 meses, nació en nuestro país, cuando ya su padre había ingresado con pasaporte falso.

En las últimas horas, abogados colombianos llegaron a Buenos Aires para coordinar, junto al doctor Olita, la estrategia de defensa de López Londoño, quien el miércoles pasado declaró ante el juez federal Sebastián Ramos. Allí dijo ser un perseguido político y negó ser un capo narco. El magistrado tiene un pedido de arresto con fines de extradición de los EE.UU.

Primero fue un colombiano el que aportó la información sobre la posible ubicación de López Londoño en nuestro país. Las agencias de inteligencia de Colombia, de inmediato, se pusieron en contacto con sus pares argentinos. Pero no fue fácil, porque el supuesto criminal narco había cambiado su identidad y su aspecto físico. Tenía un pasaporte venezolano a nombre de un tal Rolando Suárez Rodríguez, se había sometido a varias cirugías estéticas y se había realizado un entretejido en el cabello. Para la defensa, cabe destacar, no se sometió a las mencionadas cirugías, sólo se dejó crecer el pelo.

Pero fue un empresario argentino, que es dueño de una casa en un country de Pilar, quien aportó la información clave para la causa. Entregó algunos detalles de un ex vecino suyo, quien decía ser vendedor de autos, pero en realidad organizaba fiestas y reuniones con colombianos y algunos mexicanos que aparecían esporádicamente, según contó una alta fuente de la causa. Tanto el informante colombiano, que integró la banda de “Los Urabeños” como el empresario argentino, cobrarían 300.000 dólares cada uno. La recompensa será pagada por el Gobierno de Colombia.

Alias “Mi Sangre” o “Carlos Mario”, tal como se lo conoce en Colombia, tuvo un ascenso sorprendente en el submundo del crimen organizado, según estimaron investigadores colombianos. Nació en un barrio popular de Medellín, allá por los años ‘70. Su primer trabajo en el delito, habría sido ser un soldado raso (o “lavaperros”, en la jerga delincuencial de dicho país) de la tenebrosa y mítica Oficina de Envigado, creada bajo la órbita de Pablo Escobar Gaviria.

La Oficina de Envigado, dedicada a los crímenes por encargo, cobros de deudas, extorsiones y en los últimos años al tráfico de drogas, pasó de ser la casa de “Mi Sangre” a su principal enemigo. Actualmente, el grupo “Los Urabeños”, que comandaría López Londoño, lleva varios años de lucha contra los de Envigado, pelea que se ha extendido a otros países.

En febrero de 2009, en la avenida del Libertador, en San Fernando, fue asesinado a tiros el colombiano Juan Sebastián Galvis Ramírez, mientras un familiar suyo, y jefe, compraba un motor fuera de borda para una embarcación en una conocida casa de náutica. Quien hacía la compra, y posiblemente el verdadero destinatario de las balas que mataron a Galvis, era un joven empresario colombiano, hijo de un fallecido ex coronel colombiano que se hizo famoso en su país por pasar de las fuerzas del orden al narcotráfico, ocupando un cargo destacado en la Oficina de Envigado. La misma suerte que Galvis Ramírez habían corrido, en el año 2008, los también colombianos Héctor Duque Ceballos y Jorge Alexander Quintero Gartner. Si bien en nuestro país se investigó a un tal “Henry” y se lo relacionaría, tras la captura, con “Mi Sangre”, se trataría de otro personaje.

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