Miguel Ángel Pierri visitó a su cliente Jorge Mangeri en el penal de Ezeiza, donde el portero se encuentra detenido como único imputado en la causa por el asesinato de Ángeles Rawson, y consideró que es "llamativo" que no haya testigos que ayuden a esclarecer el caso.
"¿A usted no le llama la atención que un hecho que ocurre un día lunes, con mucho tránsito de gente, no tengamos un solo testigo?", le preguntó el abogado a uno de los periodistas que lo aguardaban a la salida del penal.
El letrado puso el foco en el acontecimiento del día jueves, posterior a la aparición del cuerpo de la adolescente, cuando supuestamente el portero fue amenazado de muerte. "Creemos que esos episodios existieron y vamos a investigarlo", sentenció.
Y relató: "A 4, 5 de la mañana salió de su casa para ir al radiólogo y ahí fue abordado por un (Volkswagen) Polo negro con dos personas y una le dice 'ya sabés lo que tenés que decir'".
Acto seguido, reiteró que los atacantes "no pertenecen a ninguna fuerza de seguridad" y descartó cualquier tipo de conspiración contra Mangeri, de quien aclaró que "nunca se autoinculpó" ante la fiscal. "A mí no me dijo eso", zanjó.
El hecho, consignó Pierri, ocurrió sobre la calle Ravignani, a 50 metros de avenida Santa Fe. Al respecto, consideró: "Si las cámaras funcionaron, este hecho tiene que estar esclarecido. Este hombre fue amenazado".
Consultado sobre por qué Mangeri no sale a clamar por su inocencia, preguntó: "Si a usted lo interceptan en la calle, le ponen un revólver en la cabeza y le dicen que su familia está en peligro, que haría?".
Por último, contó que el imputado "lloró muchísimo" durante las casi dos horas que duró la visita y agregó que "el interrogatorio fue muy duro". "No vinimos a hacer una visita social", cerró.
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