En tanto, el ministro del Interior de Ecuador, José Serrano Salgado, aseguró esta mañana que todo se produjo en el marco de un ataque sexual y confirmó que uno de los detenidos es un hombre que trabaja en esa localidad turística como empleado de seguridad en distintos locales. Explicó además que en la casa de uno de los sospechosos detenidos, donde habrían concretado los homicidios, se hallaron colchones con manchas de sangre, guantes y las mochilas de ambas turistas argentinas con sus objetos personales.
Sin embargo, la familia de las víctimas no cree en la versión oficial, que incluía aspectos como "las chicas no tenían dinero para hospedarse" y los acusados les abrieron las puertas de su casa.
Leticia Menegazzo, hermana de Marina, fue contundente: "No hay manera de que lo que pasó con mi hermana sea como lo cuentan en Ecuador. Cualquiera se puede dar cuenta de que no es real. No vamos a parar hasta saber la verdad".
"Las formas en que accedieron, en el día que decidieron volver, tenían plata para pagar otro hostel, no hay nada que pueda concordar con la versión oficial", señaló en declaraciones a La Once Diez. Y, si bien reconoció que a las chicas les habían robado 100 dólares en un hostel, "tenían tarjetas de crédito, tenían para llegar a Lima y seguir recorriendo un poco más, no eran ningunas improvisadas. No vamos a parar hasta saber la verdad".
En declaraciones a TN, la hermana de una de las víctimas siguió: "No quiero que el fiscal lo tome como caso cerrado, cualquier persona con dos dedos de frente sabe que no es verdad... ¿Por qué dos chicas se van a meter en una casa ajena? Para mí es un cuento".
En la misma línea, el padre de Marina, Renato Menegazzo, descartó que las chicas hayan quedado "sin dinero". "No es cierto que se habían quedado sin plata", sentenció y, en declaraciones con radio La Red, confirmó que las chicas "habían sacado el pasaje en agosto" para emprender un viaje que incluía Mendoza, Santiago de Chile, Lima, Machu Picchu y distintos lugares turísticos de Ecuador.
Y comentó: "María José y Marina eran amigas desde hacía mucho tiempo. Trabajaban en una fundación que se dedica a las personas en situación de calle. Ayudaban a la gente en condición de calle, les daban de comer, las acompañaban, les llevaban ropa...".