A las 13.15, el pueblo entró en conmoción. Tras una nueva alerta de uno de los habitantes del pueblo, se hizo presente la
Policía de Acción Táctica (de Santa Fe),
la Tropa de Operaciones Especiales (TOE, de Santa Fe),
Gendarmería Nacional y la Policía Federal Argentina, con el apoyo de tres helicópteros. Todos a la calle, con miedo, con dudas, pero en la vereda y con la atención firme hacia lo que ocurría con los prófugos.
El alerta duró una hora. El caos, un poco más. Silencio, nerviosismo y búsqueda incesante de los dos personas por parte de todas las fuerzas de seguridad. Las rispideces que existían entre las fuerzas nacionales y provinciales quedaron de lado: esta vez se unieron y tuvieron movimientos coordinados .
La acción empezó en las "Cabañas hotel Helvecia". El llamado llegó de la dueña de la hospedaje. "¡Se atrincheraron en la pieza. No salen!", gritó. Llegaron, revisaron y no encontraron a nadie. "¡Están acá! ¡Están acá!", fueron los gritos desesperados de una mujer y sus dos hijas. El objetivo se transformó rápidamente. Agazapados y con armas largas, los efectivos se metieron en tres casas y no encontraron a nadie.
El siguiente destino fue el
aserradero. Vecinos asustados juraron ante Dios haber visto a los prófugos. Uno de los hombres que más insistía en haberse cruzado a Lanatta y Schillaci explicaba su teoría, mientras revoleaba la escopeta que, decía, era para cuidar a su familia.
El operativo aserradero se llevó adelante. Atemorizados, pero curiosos, los vecinos corrían detrás de los objetivos. En el medio, el Presidente Comunal, Luciano Bertocci, pedía por favor que se protegieran en sus casas. Nadie les hizo caso, hasta que sonaron los disparos. Hubo momentos de máxima tensión y una falsa alarma: la maderera estaba vacía. Lanatta y Schillaci siguieron sin aparecer.
Crédito foto: Federico Lamas / DIARIO POPULAR.