La Obra del Padre Mario Pantaleo fijó la fecha de su Cena Anual de Recaudación de Fondos

Bajo el lema “Un ladrillo, una Obra”, todo lo recaudado será destinado a sostener y poder continuar en el tiempo el trabajo de más de 50 años, que representa el legado del Padre Mario Pantaleo.

Desde 1968, se brindan oportunidades reales de aprendizaje, inclusión social y progreso en 15 mil metros cuadrados a más de 40 mil personas. Todos los edificios están al servicio del desarrollo humano: Jardín de infantes, Primaria, Secundaria, el Colegio Universitario, el Instituto Superior, el Centro Educativo La Huella, la Plaza de Artes y Oficios, el Polideportivo, el Centro de Formación Integral Santa Inés, los Centros de Día de CABA y Santa Fe, el Policonsultorio y el Centro de Atención para Mayores.

En este contexto económico, la Obra del Padre Mario necesita sumar donaciones para continuar sus programas sociales y servicios, en los que se desempeñan más de 600 trabajadores.

La conducción del encuentro estará a cargo de Silvina Chediek y de Cecilia Caramelito Carrizo, amigas históricas de la Obra, que con una gran vocación solidaria dirigirán el encuentro donde habrá shows, sorteos y muchas sorpresas más.

“Esta cena es más que una de las maneras que tenemos de recaudar. Es recargar las pilas y saber que toda la gente que nos apoya año a año vuelve a estar presente para redoblar su compromiso”, señaló Carlos Garavelli, presidente de la Fundación Presbítero José Mario Pantaleo y de la Fundación Nuestra Señora del Hogar, quien destacó: “El amor es la fuerza que nos pone en marcha y sostiene. Siempre. Creemos en las personas y en la energía colectiva de la Obra”.

Desde 1968, la Obra del Padre Mario Pantaleo transforma vulnerabilidades en oportunidades de aprendizaje, inclusión social y progreso en la comunidad de González Catán, a través de servicios y acciones sociales en educación, trabajo y familia, discapacidad, tercera edad, salud y deportes.

En más de 15 mi metros cuadrados trabajan más de 600 personas, entre ellas muchos jóvenes que estudiaron en la Obra, formaron su familia y eligen que sus hijos también se eduquen allí. Todos al servicio del desarrollo humano de González Catán y alrededores. Un esfuerzo colectivo que anualmente llega a un promedio de 40 mil beneficiarios directos e indirectos.