El hecho ocurrió en el 922 de Villa Hudson. Los desconocidos se llevaron cuatro tablets, dos micrófonos, equipos de audio, 20 metros de cable para conectar el proyector con los parlantes y un televisor de 32 pulgadas.
En un nuevo episodio de inseguridad y vandalismo contra un establecimiento educativo, en Florencio Varela delincuentes ingresaron a un jardín de infantes forzando una ventana y se llevaron una gran cantidad de aparatos de electrónica, entre otras tantas cosas, en tanto que dejaron una bolsa con municiones de escopeta a modo de mensaje de amenaza, algo que interpela y asusta a todos los miembros de la institución, como así también a las familias que llevan a los niños allí.
Se trata de un hecho de extrema locura y hay muchísima tensión en la comunidad educativa, que trabaja con las autoridades policiales para identificar a los agresores y ponerlos tras las rejas cuanto antes. Es la primera vez que los hampones dejan cartuchos amenazando la integridad de los asistentes, que son todos niños de 2 a 5 años.
Ocurrió en el Jardín de Infantes 922 de Villa Hudson, situado en Martín Coronado 579 entre Pozos y Perdriel, durante el fin de semana largo. No saben específicamente cuándo fue, ya que no hay cámaras de monitoreo, pero fue descubierto en la mañana del martes cuando los trabajadores del establecimiento llegaron para cumplir con su jornada. Allí fue que, al poner un pie adentro, se toparon con el desolador panorama.
Delincuentes ingresaron levantando una reja que daba a una ventana y se llevaron muchísimas cosas que fueron conseguidas con un gran esfuerzo y que eran fundamentales a la hora de darles clases a los más pequeños. El botín incluyó cuatro tablets que fueron entregadas por el gobierno, dos micrófonos, equipos de audio, 20 metros de cable para conectar el proyector con los parlantes y un televisor de 32 pulgadas adquirido hacía muy poco tiempo, entre otros objetos de valor.
Pero lo que más llamó la atención es que había una bolsa de nylon tirada en el piso en la que, cuando la fueron a revisar, encontraron 12 municiones calibre 12/70 para escopeta. Esto llenó de miedo a los presentes, ya que es ilógico ir a robar a un jardín de infantes armado, siendo tal vez de madrugada y sabiendo que no hay nadie. Además, es una amenaza para los niños que acuden a diario, como así también para sus maestros y autoridades.
“El jardín necesita cámaras de vigilancia pero las tenemos que colocar los padres. Ahora estamos por ver si hacemos una rifa para comprarlas”, sostuvo una vecina del lugar allegada al establecimiento. Además, familias ligadas sostuvieron que siempre están comprando artefactos a través de colectas, pero que cuando roban se hace muy difícil reponerlas.
Por otro lado, denunciaron que "los objetos sustraídos son llevados por los propios delincuentes a la feria del Kilómetro 26 (estación Ingeniero Dante Ardigó) y luego los mismos feriantes los venden". Esto es algo que genera muchísima bronca, ya que sucede con todos los jardines asaltados, como así también con las primarias y secundarias.