En el empalme de las avenidas Calchaquí, Dardo Rocha y el Acceso Sudeste, la jornada comenzó con el arribo de numerosos creyentes que se dedicaron a pedir y/o agradecer en el santuario que se encuentra hace más de 25 años en la zona.
También hubo lugar para degustar comidas típicas y un jugoso asado.
Por otro lado, decenas de agrupaciones chamameceras hicieron cantar y bailar a los fieles que estaban allí. La fe se mezclaba con la alegría gracias a la música.
Lo mismo sucedió en el barrio La Carolina de Florencio Varela, donde no sólo asistieron visitantes de la región, sino de otras provincias.
Según, Estela Mamani asistieron cerca de "11 mil personas" en el santuario.
En su interior se pudo observar cientos de banderas rojas, el color del pañuelo de Antonio Gil.
Asimismo, la mujer añadió que "esto está más ligado al litoral".
Tanto en el Triángulo de Bernal como en el santuario del barrio La Carolina, los fieles se sirvieron vino en una copa y brindaron ante la imagen del venerado.
Además, dejaron como ofrendas botellas de bebidas alcohólicas, cigarrillos y alimentos.
Detrás de cada súplica o agradecimiento se encontraron increíbles historias de vida, donde la fe y el compromiso con el Gauchito Antonio Gil fueron las principales protagonistas.
Marcelo, un creyente, asistió al santuario del Triángulo de Bernal y expresó que "con el pasar de los años hay muchos más fieles que vienen a visitar al Gauchito".
"La gente que pasa por su imagen pide salud y trabajo, dos cosas importantes para nosotros. Hoy ( por ayer) ví a un señor que le agradecía porque curó a su hijo muy enfermo. También, otra chiquita con la cara medio quemada agradeció por estar viva", agregó.
Por otro lado, aportó su historia de vida y mencionó que "una vez necesitaba dinero, tenía muchas dificultades económicas. Le prometí al santo que si lograba que pudiera obtenerlo, me iba a tatuar para que este pegado a mí toda la vida. Bueno, luego de un breve lapso de tiempo gané la lotería. Por supuesto me lo tatué".
Por su parte, Angela asistió con dos de sus hijas al santuario del barrio La Carolina para pedir por salud y "agradecer porque mi marido que estaba en lista de espera para trasplante finalmente no lo necesitó, y ahora él no está acá porque se fue a Corrientes, a agradecer", dijo y añadió que "las cosas que le pedimos siempre se cumplen".