Para robarle el celular, el homicida, de 26 años, la golpeó en la cabeza con una piedra y luego, creyendo que la había matado, la enterró aún con vida en un baldío de Ezpeleta, donde la menor de edad finalmente murió por asfixia.

Minutos después de la lectura de la sentencia, DIARIO POPULAR dialogó con una de las hermanas de la víctima, quien manifestó su “sensación de alivio” por el fallo del Tribunal Oran Criminal N° 4 de Quilmes que sentenció a Lucas Luque por “Homicidio criminis causa”.

“Por un lado estoy conforme, pero a mi hermana no la tengo más. Es un sabor agridulce. Tengo una sensación de alivio, pero a la vez nadie me va a devolver a Noelia. Yo no la tengo más, mientras que él (el condenado) va a estar en la cárcel, va a comer, va a poder recibir visitas de sus familiares y hasta puede recuperar la libertad en algún momento”, expresó Daiana Akrap, quien, además, reveló que su madre no pudo asistir a las audiencias finales del juicio, debido a que su salud desmejoró de manera abrupta luego del trágico final de su hija.

Para el fiscal Claudio Pelayo, durante el debate oral y público se pudo comprobar que Luque fue el autor de la muerte de Noelia Akrap: “Abusando de su confianza de conocimiento previo, la siguió en la madrugada del 16 de noviembre de 2014, se apoderó de su teléfono celular -que luego vendió por 100 pesos- y la golpeó salvajemente provocándole un severo traumatismo de cráneo. Luego, la tapó con chapas, una goma, pasto y tierra para lograr impunidad y ocultar la agresión, desencadenando un proceso que la llevó a la asfixia”.

Pruebas contundentes

Las pruebas en contra de Luque fueron contundentes. Fuentes policiales consultadas por este medio revelaron que el imputado se incriminó al chatear por Facebook con su novia, a quien le escribió: “Se van a dar cuenta que fui yo cuando le revisen las uñas”.

Al momento de ser detenido, el presunto homicida tenía lesiones en el cuello y brazos compatibles con heridas que pudo haberle producido la chica al defenderse. Incluso, durante el operativo realizado en su vivienda, la Policía secuestró prendas de vestir manchadas con sangre.

Pero la prueba más contundente fue aportada por dos empleados de una parrilla que funcionaba por entonces frente a la estación de Ezpeleta. Ambos hombres reconocieron a Luque como la persona que les vendió un celular que pertenecía a Noelia. Los sujetos, al enterarse que el teléfono pertenecía a una joven asesinada, lo descartaron en una calle céntrica de Berazategui.

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