Con su trabajo, Wills logró dar un vuelco en lo referente al tratamiento prenatal de las mujeres no sólo en Gran Bretaña, de donde era originaria, sino en todo el mundo.
La investigadora, que nació el 10 de mayo de 1888 en la ciudad de Sutton pero, a diferencia de muchas mujeres de esa época, logró obtener una educación diferencial en el Cheltenham College por Young Ladies, uno de los primeros internados dirigidos al estudio de las matemáticas y las ciencias.
En 1911, se graduó con honores en botánica y geología en el Newnham College de Cambridge University y más tarde en medicina en la London School of Medicine for Women.
De esta manera, y ante el gran interés que se despertaba en la comunidad científica el estudio de la sangre, ella viajó a la India para investigar una enfermedad de esta índole que afectaba principalmente a las trabajadoras textiles de Bombay que cursaban embarazos.
Experimentando con monos y ratones, Wills obtuvo grandes resultados con una pasta comestible llamada “marmita” que consistía en un extracto de levadura, aunque sin llegar a descubrir qué elemento era el que hacía el milagroso efecto; y que con el tiempo pasó a ser denominado “factor Wills” en su honor.
Este elemento resultó ser el ácido fólico, que años más tarde logró ser aislado a partir de la espinaca y se convirtió en la principal herramienta para prevenir las malformaciones congénitas.
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