La decisión de tener un hijo implica una gran responsabilidad, ya que del bienestar de los padres depende en gran parte la salud del bebé, así como la posibilidad de lograr efectivamente un embarazo. Por eso, antes de dar inicio a la búsqueda, es fundamental encontrarse saludable y rever hábitos que puedan afectar este proceso.
Cada vez existe una mayor conciencia en torno a las consecuencias de la alimentación sobre la salud y, en términos de reproducción, el sobrepeso, y particularmente la obesidad, también tienen una marcada influencia. “A nivel mundial vemos cómo el sobrepeso y obesidad van en aumento. De acuerdo a datos de la OMS, en 2016 el 39% de las personas mayores de 18 años tenían sobrepeso, y el 13% eran obesas, sin embargo, pocos saben que son consideradas causas de infertilidad. Esto lo vemos reflejado en IVI Buenos Aires, donde notamos que el 35% de las pacientes que nos visitaron tenían sobrepeso u obesidad (relevamiento año 2016)”, describe el Dr. Fernando Neuspiller.
Las mujeres que padecen obesidad presentan mayor riesgo de menarquía precoz y es común que deban afrontar más tiempo de búsqueda hasta conseguir un embarazo espontáneo. Incluso pueden presentar problemas de infertilidad, tardando tres veces más que una mujer con peso normal en conseguir el embarazo, debido a diversos factores, como la calidad ovocitaria-embrionaria o la receptividad endometrial. Por su parte, la obesidad masculina ha sido relacionada tanto con un empeoramiento de la calidad seminal como con un aumento del riesgo de infertilidad, independientemente del Índice de Masa Corporal (IMC) de la pareja femenina. Si ambos son obesos, existirá aún mayor dificultad para concebir.
El equipo de profesionales de este centro remarcó que comenzar a buscar un embarazo en un peso normal es elemental para poder sobrellevarlo de la mejor manera posible y no influir en la salud del feto. Para aquellas pacientes con sobrepeso u obesidad, la recomendación es hacer una consulta previa con un especialista en nutrición y un preparador físico para llegar a un peso saludable, idealmente 6 meses antes de empezarla búsqueda.
El consumo de tabaco está implicado en mecanismos que comprometen la fertilidad en diferentes órganos, como el ovario, ya que las células acumulan elementos tóxicos que generan un ambiente nocivo para el crecimiento folicular y la maduración del ovocito. “Las mujeres que fuman más de 10 cigarrillos al día tienen más dificultad para lograr un embarazo espontáneo y, con respecto a los tratamientos de Reproducción Asistida, necesitan en promedio el doble del número de ciclos que las no fumadoras para alcanzar el embarazo. En tanto, las tasas de implantación y de gestación son menores y la tasa de aborto se incrementa”, detalla el Dr. Neuspiller. Respecto a los varones, el tabaco puede producir daño en la formación de células sexuales, presentando una reducción del volumen seminal, disminución en la concentración y movilidad espermática y teratozoospermia (aumento de espermatozoides anormales).
Finalmente, tanto para quienes inician una búsqueda espontánea como para los pacientes que realizan un tratamiento de fertilidad, regular el estrés y la ansiedad es esencial, dado que los factores psico-emocionales impactan en el resultado. “En el caso de la esterilidad, se debe tener en cuenta que supone una carga en el día a día de las parejas, afectando su estado emocional, social, físico e incluso intelectual. Cada miembro puede lidiar con el tema de forma distinta y, por lo tanto, es posible que uno experimente resentimiento porque el otro no aparenta atravesar las mismas sensaciones”, resalta la Licenciada María Villamil, Psicóloga.
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