Los médicos que tratan la hipertensión arterial (HTA) no solían preguntar por los hábitos de consumo de alcohol, y menos aún a pacientes que no respondieron a los estereotipos sociales o prejuicios con que habitualmente se relaciona al consumo de drogas. Lo cierto es que, de esa manera, se pasa por alto un factor fundamental de riesgo para la persona.
“Hoy estamos logrando que la pregunta por el consumo de alcohol o de drogas forme parte del interrogatorio que el médico tratante debe hacerle a cada paciente, porque está claro que eso tiene una incidencia directa en la presión arterial, y que por lo tanto debe ser tenido en cuenta de la misma manera que los valores habituales de presión, los antecedentes de diabetes, el peso, el colesterol, sus hábitos alimentarios o si fuma”, sostuvo Fernando Filippini, presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA).
Filippini indicó además que el abuso de sustancias “es un factor que suele extender el riesgo cardiovascular en la población hacia pacientes más jóvenes”.
La relación entre el consumo de sustancias psicoactivas y los factores de riesgo cardiovascular fue uno de los temas debatidos en el último Congreso Argentino de Hipertensión Arterial, que contó con la presencia honorífica de uno de los mayores expertos mundiales en este tema: Juan Carlos Negrete, investigador en Psiquiatría de origen argentino que reside desde hace muchos años en Canadá, donde es Profesor Emérito en la Universidad de McGill.
“Hay creencias en la población, y aún entre profesionales de la salud, que pueden conspirar contra un manejo clínico adecuado del paciente cardiovascular. Una de ellas es que el alcohol protege contra la enfermedad coronaria y los ACV”, explicó Negrete.
En ese sentido, el especialista afirmó que “los datos demuestran que, efectivamente, la morbi-mortalidad es menor en personas que consumen un máximo de una o dos unidades por día; pero a partir de tres copas diarias o más, la curva asciende rápidamente”.
“Otro mito tiene que ver con la imagen preconcebida que se puede tener sobre quién es un toxicómano: hay tendencia a no buscar el diagnóstico en personas que supuestamente no representan ese estereotipo, como por ejemplo gente de edad, mujeres, gente de clase social alta o gente de éxito”, remarcó el especialista, que abordó en su exposición “los problemas más comunes de abuso de psicotóxicos que encuentra el médico que trata trastornos cardiovasculares”, añadió.
Negrete explicó que cuando el consumo de alcohol excede la moderación de las dos copas diarias, “existe una asociación lineal entre el número de tragos por día y la elevación de la presión arterial, y el estado de privación de un adicto alcohólico puede influir significativamente en la medición de la presión arterial”, según ha sido evaluado en seguimientos como el Estudio Kaiser Permanente.
De acuerdo con un artículo publicado en los Fascículos de Actualización de la SAHA, entre un 5% y un 7% de los casos de HTA tienen su causa en el alcoholismo, con lo que su incidencia sería mayor que el resto de las hipertensiones secundarias. La relación entre consumo de alcohol e HTA, sin embargo, no deja de ser multifactorial y compleja: “Ha resultado directa y lineal en todos los estudios realizados y en diferentes poblaciones”, señaló su autor, Claudio Bellido.
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