La autora es coach y mentora de mujeres y parejas. Para cualquier consulta, comunicarse al correo electrónico [email protected]. Instagram: @diosalmica. YouTube: @rominaatenciocoaching.

Cuando hablamos de Niño interior hablamos de lo que fuimos. Hablamos de nuestra verdadera infancia. Entre los 0 y los 8 años se configuran todos nuestros programantes o programas más profundos. Esas creencias de las que nos es muy difícil salir. También es en esta etapa donde configuramos lo que creemos sobre nosotros mismos.

Es decir, si en esta etapa me dijeron que era imposible ser millonario, aunque trate y trate de salir de mi estado actual, no podré a menos que reprograme esa creencia. ¿Por qué? Porque el inconsciente, que se configura mayormente en esa etapa, buscará lo que crea mejor para nosotros. Y ese criterio de qué es lo mejor para nosotros, se forma en lo que fue nuestro “lugar seguro” en ese momento de nuestra vida.

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En la adultez, la forma en la que nos criamos se ve reflejada en nuestras vivencias, nuestro tipo de apego. En nuestro modo de crecer, mirar el mundo y relacionarnos, hay una parte que se origina en lo que hemos experimentado de niños. Esto de alguna forma nos define y moldea y es importante tenerlo en cuenta. No todos somos iguales. Cada uno creció en diferentes entornos, con diferentes miradas sobre la realidad. Y es esto lo que hace al adulto que hoy somos.

Existen muchas formas de sanar nuestro niño interior, pero lo más importante es revisar qué es lo que necesitamos sanar. Si estás en pareja y a lo mejor te encuentras reclamando todo el tiempo, eso es una señal del niño herido. El adulto no reclama. El adulto pide. El reclamo es de un niño a un adulto. Si existe el reclamo, es porque existe alguna necesidad no resuelta de niño, que debes atender.

Por lo general al niño lo podemos sanar con ejercicios de meditación, con terapias como la biodescodificación, regresiones, EMDR, etc. Pero en todos los casos, lo que se buscar es conectar con aquellos recuerdos o aquellos momentos en los que se haya producido la herida. Y el desafío es reprogramar desde ahí.

Romina Atencio

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¿Qué ocurre en el presente cuando comenzamos a sanar desde el niño interior?

Lo primero que puedes comenzar a notar es una mejora considerable en tus vínculos. Al dejar de lado los reclamos, las relaciones se tornan más saludables y fluyen con mayor facilidad. Otro aspecto que verás modificarse, es que comenzarás a conectar con tus verdaderos sueños. Con aquellos sueños que a lo mejor están o estuvieron dormidos. Es posible que esto último te produzca la necesidad de generar cambios profundos en tu vida, y esto está bien. De hecho es hermoso que pase, porque eso quiere decir que ¡estás cambiando tu vida!

Me gustaría invitarte a que sanes. Ojalá esta columna te sirva para reflexionar, e invitarte a revisar lo que hirió a tu niño o niña. No olvides seguirme en instagram para enterarte de todas las novedades y los talleres que estaré dando para sanar el niño y la niña interior. El próximo taller que voy a estar dando es el 24 de agosto de 14 a 17 en Belgrano, en @centro_genesis un espacio hermosos en la ciudad de Buenos aires. Para mas info, no dudes en escribirme. Te espero en @diosaalmica en instagram ¡hasta el próximo domingo!

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