En mujeres que lo sufren, la tasa de recién nacido vivo se reduce de un 25 a un 35 por ciento. Para aumentar la probabilidad de una descendencia sana, la mujer debe llegar a la concepción con un peso corporal normal; las conclusiones de expertos internacionales reunidos en Buenos Aires

Especialistas internacionales trataron diversos temas de actualización del campo de la reproducción en el marco de un taller que tuvo por sede la ciudad de Buenos Aires. Una de las sesiones a cargo del Dr. Bellver, médico especialista de IVI Valencia, estuvo dedicada a la Obesidad en la reproducción, una de las principales causas de infertilidad tanto en el varón como en la mujer.

La obesidad es una patología crónica altamente prevalente a nivel mundial, que en muchos lugares ha alcanzado nivel de pandemia. Según un estudio de la Organización Panamericana de la Salud cerca del 58 % de los habitantes de América Latina y el Caribe vive con sobrepeso (360 millones de personas) y se destaca un impacto mayor en mujeres y una tendencia en alza en niños y niñas.

La obesidad tiene múltiples implicaciones negativas sobre la salud reproductiva del paciente y su descendencia. “El efecto deletéreo sobre la fertilidad sucede en el varón por alteración de la calidad seminal, y en la mujer por la afectación de la calidad de sus óvulos, de embriones y de la receptividad uterina, lo que reduce notablemente la tasa de recién nacidos vivos en un 35 %”, explicó el Dr. Bellver.

“La descendencia también se ve afectada ya que aumentan los riesgos de enfermedades metabólicas (obesidad, patología cardiovascular, diabetes tipo 2, síndrome metabólico) y probablemente también no metabólicas (cáncer, osteoporosis, trastornos del neurodesarrollo, asma) cuando la madre sufre de obesidad”, resaltó el doctor.

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La obesidad también genera complicaciones durante el embarazo aumentando el riesgo de aborto clínico, hipertensión, preeclampsia, diabetes gestacional e infecciones urinarias. Las complicaciones fetales también son comunes en los embarazos de mujeres con obesidad, como las malformaciones congénitas y muerte intrauterina súbita, que pueden llevar a la paciente a tener un parto prematuro. Asimismo, las secuelas pueden observarse durante la adolescencia y adultez, pues presentan un mayor riesgo de enfermedades crónicas como obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.

La mejor opción para reducir la infertilidad, mejorar el pronóstico gestacional y aumentar la probabilidad de una descendencia sana consiste en llegar al momento de la concepción (natural o asistida) con un peso corporal normal. La mejora en el estilo de vida es la medida más importante para conseguir este objetivo, mediante una dieta adecuada y ejercicio físico, junto al apoyo psicológico.

Hay que recalcar la importancia de que se realice con el apoyo de un equipo multidisciplinario compuesto por endocrinólogos, ginecólogos, dietistas, psicólogos y preparadores físicos, para que sea efectivo. Con un abordaje adecuado y una motivación mantenida se puede llegar a reducciones de peso significativas que impacten de forma positiva en el pronóstico reproductivo de los pacientes”, agregó el Dr. Fernando Neuspiller, director de IVI Buenos Aires.

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