Indignación y dolor son los sentimientos que manifiestan los vecinos ante el actual estado de la necrópolis municipal, donde el descuido se convirtió en el manto que cubre las tumbas y el agua el de los nichos.

Una profunda indignación causa entre los vecinos de Avellaneda el estado de abandono en que se encuentra el Cementerio Municipal, donde hay cuerpos a la intemperie, tumbas rotas, nichos sin identificación y a los que les robaron sus tapas y bronces, pasillos inundados e instalaciones eléctricas peligrosas.

A muchos les sorprende la inacción municipal para atender la dolorosa realidad de esta institución creada en 1876, teniendo en cuenta con un presupuesto de 12.188.6556 de pesos para este año. Por ello, desde la oposición comenzaron a cuestionarse cuál ha sido el destino de estos recursos.

Otro aspecto inquietante es la falta de elementos de protección para quienes cumplen tareas en la necrópolis, delimitada por Crisólogo Larralde, Oyuela y San Lorenzo, en Villa Corina. Tras una inspección realizada en agosto, el Ministerio de Trabajo bonaerense solicitó que se atienda esta situación como también las precarias instalaciones de electricidad y gas. Hasta el momento se hizo caso omiso.

El terrorífico panorama se completa con el riesgo sanitario al que se exponen los visitantes, por los restos que están en contacto con el agua, los olores nauseabundos o cables de media tensión caídos en el camino.

Atendiendo los innumerables reclamos de los vecinos, la situación fue denunciada por el concejal Diego Malito (Cambiemos), que presentó un pedido de informes, para que el gobierno de Jorge Ferraresi detalle planes de obra, plazos y cómo se vienen utilizando los fondos asignados desde 2014.

En diálogo con este medio, Malito criticó al jefe comunal por “gastar fortunas en parques y plazas y no bregue por adecuar las instalaciones de nuestro Cementerio, por respeto a los fallecidos y sus deudos".

La inseguridad, otra preocupación

Las quejas por el calamitoso estado del Cementerio de Avellaneda también se trasladó a las redes sociales, donde también se insistió sobre la inseguridad en el lugar.

“Es una vergüenza, el deterioro es terrible: hay ataúdes abiertos, se roban las placas y todo lo que puedan vender, y si te ven desprevenido te roban a vos también”, se quejó una vecina.

Otra mujer señaló: “Tengo a mi abuela en el edificio La Paz, pago la boleta, pero hace años que no pintan, en el subsuelo el olor, los insectos y el descuido es muy grande”.

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