Una empresa estadounidense confirmó que ya fabrica un vehículo, el Model A Ultralight, capaz de desplazarse en tutas y calles y elevarse -sin necesidad de pistas- para volar.
La idea de un auto que vuela dejó de ser solo una promesa: la empresa Alef Aeronautics Inc. anunció que ya inició la producción de su vehículo Model A Ultralight, al que define como el primer auto volador del mundo.
El anuncio fue confirmado por rl CEO de la firma, Jim Dukhovny, quien aseguró que el cronograma avanza según lo previsto y que las primeras entregas se esperan para 2026.
El lanzamiento no será inmediato ni masivo, la compañía explicó que en una primera fase el vehículo será utilizado por un grupo reducido de clientes, estas pruebas servirán para evaluar su desempeño en situaciones reales, tanto en calles como en el aire. Desde la empresa sostienen que la prioridad es la seguridad antes de avanzar hacia una producción a mayor escala.
El Model A fue diseñado para cumplir dos funciones: puede circular por la vía pública como un automóvil común y, cuando es necesario, despegar de manera vertical. No requiere pistas de aterrizaje ni helipuertos, y su sistema de vuelo no utiliza alas tradicionales. Según la firma, esta tecnología permitiría evitar embotellamientos y reducir tiempos de traslado en zonas urbanas.
La empresa difundió imágenes del vehículo elevándose sobre el tránsito como prueba de su funcionamiento.
Aunque el anuncio parece reciente, el proyecto lleva casi una década, Alef Aeronautics presentó su primer prototipo hace aproximadamente diez años. El modelo final fue mostrado al público en 2022, y en 2025 se difundió el primer video del vehículo volando sobre el tráfico, como demostración de su capacidad operativa.
El precio de preventa fue establecido en 300.000 dólares, lo que deja en claro que no se trata de un vehículo pensado para el público masivo, por ahora, la empresa no detalló cómo será su regulación ni en qué mercados podrá utilizarse, el avance marca un nuevo paso en la movilidad aérea personal. Aunque su llegada cotidiana aún enfrenta desafíos técnicos y legales.