Turismo
Aunque dejó de llover, fue otra jornada que obligó a la gente a buscar planes alternativos a la playa. La máxima no llegó a los 20 grados y hubo que recurrir a la ropa de invierno.
Otro día gris. Ya sin la lluvia que, a lo largo de todo el jueves, no dio descanso sobre Mar del Plata. Con mayor o menor intensidad, los chaparrones fueron el símbolo del primer día sin playa del año y, ayer, el protagonismo quedó en menos del viento que, a casi 40 kilómetros por hora, se hizo sentir desde muy temprano.
Es cierto que estas ráfagas sirvieron para desalojar del cielo a los nubarrones más amenazantes, pero también para quitarle poder al sol que, con apariciones intermitentes, no llegó a calentar lo suficiente como para que instalarse sobre la arena fuera una de las alternativas más atractivas.
Es cierto que después del mediodía, algunos se animaron a cargar el bolso con el termo y el mate y buscar algún lugar con reparo para darle uso a la tarde. Hubo quienes se instalaron un rato en la playa; pero la gran mayoría eligió paseos por la rambla, el cine, el Puerto y escapadas más largas al Parque Camet y hasta Sierra de los Padres y Laguna de los Padres, dos puntos donde los paisajes son por demás pintorescos.
El viento, que sopló del sudoeste, alcanzó velocidades de hasta 40 kilómetros por hora, por lo que permanecer mucho tiempo en la playa, se transformó en una tarea por demás incómoda, incluso para los más fanáticos de la arena. Además, a las 15, cuando más apareció el sol, la temperatura apenas superó los 20 grados. Por eso, y teniendo en cuenta que los pronosticadores coincidían en anunciar un fin de semana con mejores condiciones (menos viento y más sol) todos fueron en busca de planes renovados, estimando el regreso a las playas para los próximos días.
"Ya está bien, -se le escuchó exclamar a María Laura (44), docente- ya tuvimos el descanso que algunos esperaban, ahora que vuelva el calor y el sol así volvemos a las playa, que para eso estamos aquí". Además, los días feos incrementan las exigencias de los bolsillos, sobre todo a la hora de entretener a los más chicos que, sin el mar como cable a tierra, exigen bowling, kartings, acuario y juegos electrónicos, para pasar el rato.
"Y eso te lleva un presupuesto agregaron Sol (42) y Gustavo (43)- porque a los chicos es difícil decirles que no. Algo tienen que hacer, más de un día encerrados no los podés tener y, cuando empezás a buscar algún tipo de diversión, hay que hacer frente a un gasto importante". Y enseguida coincidieron: "Cuando está feo, encima todos comemos más".
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