El abogado de la gráfica centró el conflicto -que derivó en la decisión de la empresa de irse del país- en las "exigencias" salariales de los delegados más "ideologizados". Los trabajadores, que destacan la unidad entre el sindicato y la comisión interna, hablan de una desinversión por parte de la firma.

Los trabajadores de la gráfica Donnelley (empresa norteamericana con base en Garín, Escobar) llegaron este lunes a trabajar, como todos los días, y se toparon con un cartelito en la puerta que les anunciaba la lamentable noticia de que su fuente de trabajo ya no existía.

La empresa decidió cerrar y así quedaron en la calle 407 personas, quienes no fueron notificados de la medida con anterioridad, ni de manera personal. Sólo el cartelito pegado con cinta scotch.

Inmediatamente, los obreros se reunieron en asamblea y decidieron cortar la colectora de la Panamericana, como medida de protesta. Más tarde, el Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires dictó la conciliación obligatoria y este martes, funcionarios de la cartera se dirigieron a la puerta de la fábrica para constatar que cumpliera con la orden. Pero la empresa no acató.

Los trabajadores decidieron ingresar igual a la planta y pusieron en marcha las máquinas y ponerlas a producir.

En el mismo momento en que ellos ingresaban a la fábrica, el abogado de Donnelley, Diego García, salió al aire del programa radial "Guetap" (Vorterix) y confirmó que la empresa tiene decidido irse del país. Cuando se le preguntó por los motivos, García aseguró que "esta empresa ha intentado durante los últimos años tratar de encontrar distintas soluciones a los problemas laborales. Gran cantidad de trabajadores que hoy escuchamos por los medios tienen un componente ideológico, son comisiones internas que responden, en particular en esta empresa, al Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS)".

Así, el abogado encargado de las Relaciones Laborales de Donnelley detalló que el año pasado la empresa solicitó en el Ministerio de Trabajo el RePro (Programa de Recuperación Productiva), lo que le permite recibir colaboración para pagar los sueldos. Los trabajadores de Donnelley cobraron durante 3 meses mediante este programa, hasta que "comenzaron las manifestaciones de los trabajadores que pedían que cese el pago del RePro, toda vez que se estaba financiando capitales norteamericanos con fondos del estado nacional".  El Ministerio escuchó a los trabajadores y decidió cortar esa ayuda.

García manifestó, además, que "cada vez que el sindicato de gráficos cerraba sus paritarias, dentro del seno de la empresa se volvía a abrir la discusión salarial y la comisión interna exigía un aumento superior" y que los pedidos de aumento "eran cada vez más exigentes".

"Yo no digo que es por culpa de los delegados, pero esta realidad es algo que está pasando en varias empresas donde hay comisiones internas que no responden a los sindicatos por un componente ideológico y las negociaciones son bastante más complejas", argumentó.

Para García, la "exigencia" de los delegados hicieron que la gráfica, para la firma, deje de ser un negocio rentable: "Tantas cuestiones que se fueron cediendo han ido corriendo la vara tanto del negocio que hoy no es un negocio rentable", aseguró.

El delegado Martín Killing, uno de los delegados de esa comisión interna a la que hace referencia García, consideró los argumentos del abogado "totalmente falsos" y destacó que, además, el propio sindicato "apoya las medidas" que se toman en conjunto.

Killing reconoce que se veían venir despidos y suspensiones, pero no el cierre definitivo de la planta. "El RePro fue la preparatoria para declarar la crisis, cuando Donnelley fue el año pasado una de las gráficas que más facturó en el país".

 "No vamos a permitir que esta empresa mienta diciendo que está en quiebra y cierre la planta cuando a nivel mundial reportaron ganancias por doscientos dieciocho millones de dólares el año pasado, y mayores aún este año", aporta René Córdoba, otro de los delegados.

Para Killing, los argumentos de García "no tienen sustento", siendo que, en cuanto a salarios "no somos los que mejor ganamos". La lucha de los trabajadores viene de hace tiempo, no sólo por cuestiones salariales, sino por mejoras en las condiciones de trabajo.

"Lo que hubo es una desinversión de la empresa multinacional en la Argentina", afirma Killing.

Esta tarde, tendrán una reunión en el Ministerio de Trabajo de la Nación, con el ministro Carlos Tomada, y la de Producción, Débora Giorgi.

"Vamos a ver qué sale de esa reunión, lo vamos resolviendo día a día", dice Killing, y asegura: "Lo que nosotros queremos es que nos garanticen la fuente de trabajo, hay 400 familias en la calle y compañeros con más de 20 años de antigüedad".   

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